Mirando
atrás a mis sesenta y siete años y un día, se pueden pensar muchas cosas. El
paso del tiempo va llenando de recuerdos el ayer, recuerdos que muchas veces te
hacen preguntas cuyas respuestas pueden dar un sentido al mañana.
Una de
esas preguntas bien puede ser, ¿qué he sido yo?, ¿quería ser lo que he sido?
Porque ahora, quiera o no, soy lo que fui y un poquito más que voy construyendo
día a día.
Pero
ni lo que fui, ni lo que soy, ni lo que seré es solo obra mía. Es también obra
de todos los que me han acompañado a lo largo de mi vida. Y de Alguien más.
Comparto
este bonito poema de José María
Rodríguez Olaizola sj titulado Lo que quiero ser.
Quiero
ser pastor
que
vele por los suyos;
árbol
frondoso
que dé
sombra
al
cansado;
fuente
donde
beba
el sediento.
Quiero
ser canción
que
inunde los silencios;
libro
que descubra
horizontes
remotos;
poema
que deshiele
un
corazón frío;
papel
donde se pueda
escribir
una historia.
Quiero
ser risa en los
espacios
tristes,
y
semilla que prende
en el
terreno yermo.
Ser
carta de amor para el solitario,
y
grito fuerte para el sordo…
Pastor,
árbol o fuente,
canción,
libro o poema…
Papel,
risa, grito, carta, semilla…
Lo que
tú quieras, lo que tú pidas,
lo que
tú sueñes, Señor…
eso
quiero ser.
No sé
si he sido algo de esto para alguien, pero es, visto desde el hoy, lo que yo hubiera querido ser. Porque de lo que sí estoy seguro es que a lo largo de mi
vida he tenido pastores, árboles, fuentes, canciones, libros, poemas, papeles,
risas, gritos, cartas, semillas…
Y
muchos de esos pastores, árboles, fuentes…, no saben que lo han sido para mí, algunos quizá sí.
A
todos ellos, muchas gracias.
Y gracias también a Dios que sueña que seamos todo eso los unos para los otros.
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