A
menudo nos quejamos de lo que está mal, nos cuesta poco, pero rara vez
valoramos lo que está bien. Y esto último voy a hacerlo ahora.
Esta
mañana he tenido que ir a Valencia a hacer unas gestiones. Una señorita, muy
amablemente, me ha atendido de un modo rápido y eficaz. Después he ido a
almorzar a un bar cafetería donde cinco chicas muy jóvenes servían almuerzos y
cafés, era la hora punta, también de un modo amable, rápido y eficaz, y eso que
tenían el establecimiento a rebosar. Finalmente he pasado por una relojería en
la que el relojero, un hombre de mediana edad, atendía pacientemente a una
señora muy, muy mayor. También amable, rápido y eficaz, me ha resuelto en un
plis plas el asunto que allí me llevaba.
Gente
que hace su trabajo, una oficina, un bar y una relojería, bien hecho y con la
sonrisa en la boca. Yo he tratado de ser también amable, de sonreír y de
agradecer los servicios que me han prestado.
Pues
eso. No todo es negro ¿verdad?
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