FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 23 de mayo de 2023

Del salón en el ángulo oscuro...


 

No sé muy bien por qué, esta tarde gris y lluviosa, (qué placer poder decir esto) me ha venido a la mente un poema de Bécquer. Será porque tardes como estas me resultan literarias; el cielo gris, la luz suave, la lluvia cayendo pausadamente… Me gusta, como la tormenta, o el cielo azul, pero hay que tener de todo, y de esto hacía mucho tiempo que no teníamos; medio año para ser exactos.

El caso es que el poema, breve y muy conocido, es el del arpa. La rima VII.

 

Del salón en el ángulo oscuro,

de su dueño tal vez olvidada,

silenciosa y cubierta de polvo

veíase el arpa.

 

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,

como el pájaro duerme en las ramas,

esperando la mano de nieve

que sabe arrancarlas!

 

¡Ay! -pensé-. ¡Cuántas veces el genio

así duerme en el fondo del alma,

y una voz, como Lázaro, espera

que le diga: «Levántate y anda!»

 

            Y he pensado sobre él. Y como pasa muchas veces encuentras pequeños tesoros escondidos entre las palabras, tesoros que quizá su autor ni sabía que nos los estaba regalando, o quizás sí; el caso es que los tenemos.

            Veo en este poema una alusión directa a algo que nos pasa muchas veces y que normalmente no nos atrevemos a compartir. Lo guardamos en esa parte de nosotros que nadie conoce y que a veces, ni nosotros mismos conocemos.

            Somos nosotros el arpa. Cada uno de nosotros. Y en nuestro interior hay notas dormidas que esperan esa mano de nieve que toque las cuerdas de nuestro ser más íntimo.

Sí, todos esperamos que alguien nos diga de vez en cuando, levántate y anda. Todos esperamos esa mano de nieve que sepa arrancar notas que están ahí, dormidas, en las cuerdas de nuestra alma.

            Esa mano de nieve puede ser una palabra dicha en el momento oportuno, ese gesto amable inesperado, ese reconocimiento, ese agradecimiento… Y entonces algo dormido se despierta en el fondo del alma. Y suena el arpa.

Todos somos arpas, y todos deberíamos ser esa mano de nieve para los demás. El mundo sería mucho más bonito y la vida más plena.

Bueno, pues esto es lo que me ha regalado esta tarde don Gustavo Adolfo. Un pequeño tesoro. Porque es un pequeño tesoro caer en la cuenta de esto.

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