Esto,
aunque casi no lo parece, es una mata de romero. Así está pese a los doce
miserables litros que cayeron el fin de semana por aquí. Y es que, desde que
empezó el año, llevamos tan solo 24 litros, al menos en el pluviómetro de casa.
Los
pinos soltando hoja han perdido su verde oscuro y brillante, muchos olivos no
darán fruto, las jaras casi no han florecido, flores hay pocas y pequeñas,
muchas fuentes ya no manan, las charcas están secas, los caminos, duros y
polvorientos…
Está
siendo dura esta sequía, y aunque hay reservas en el subsuelo y en algunos
embalses gracias a las lluvias abundantes del año pasado, la superficie está al
límite. Y estamos en la antesala del verano.
¿Lloverá
estos días? No lo sé. Cada parte dice una cosa y además cambian continuamente.
En estas situaciones puede pasar de todo. Desde no caer una gota, hasta
inundaciones; desde ligeras lloviznas hasta piedra.
Es lo
que puedo decir. Ninguna certeza, ni siquiera a corto plazo. Sólo la esperanza
de que de verdad se cumpla el refrán de que cuando marzo mayea, mayo marcea. La
esperanza de que al menos, en algunos de los muchos días que dicen que puede
llover, llueva de verdad y bien.
Veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario