Es una
seta que encuentro de vez en cuando porque sale en cualquier época del año
siempre y cuando haya llovido y las temperaturas no sean excesivas ni por calor
ni por frío. Hace unos días en las Rodanas, por ejemplo.
Llama
mucho la atención, pues destaca con su rojo intenso en el paisaje verde, ocre y
gris de nuestros montes. Cuando es joven, sin embargo, pasa desapercibida
porque es como un huevo blancuzco entre la pinocha, los romeros, los tomillos,
las aliagas… Entonces es comestible y tiene un sabor parecido al del rábano;
dicen, yo no la he probado.
Pero
es cuando ya ha madurado cuando impresiona verla. Entonces no solo se ve muy
bien y de lejos, sino que huele mal, muy mal, también de lejos, lo que atrae a
los insectos, en especial a las moscas.
Cuando
me encuentro con ella, su “aroma” no impide que la contemple y la fotografíe
sin prisa porque es realmente muy curiosa. Además es rara. Hay quien pese a
andar por los montes con frecuencia no la ha visto nunca. Hemos de tener suerte
o muchas horas de caminar con los ojos abiertos a lo que nos rodea.
Por su
aspecto no son de extrañar los nombres que tiene. Rejas o huevo del diablo y
coz de bruja son los más frecuentes y sugerentes. Su nombre científico es
Clathrus ruber. Se dice además que es un mal augurio encontrarse con ella, por
lo que hay gente que la pisotea para exorcizar posibles males.
En
fin, si la veis algún día, mejor dejarla donde está. Hacerle fotos,
contemplarla y permitir que haga su papel en el ecosistema donde vive es lo
civilizado. Y alegraos porque no es fácil encontrarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario