FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Simplificación y manipulación.


 

Siempre, cuando pasa algo malo, del calibre que sea, tendemos a simplificar, porque simplificando es mucho más fácil manipular la realidad y de este modo encontrar la cabeza de turco de turno, siempre necesaria para calmar los ánimos y pensar que hemos hecho justicia, y lo que es peor, creer que esa justicia ha servido para algo. La DANA está siendo un buen ejemplo de esto que digo, bueno y triste.

Una catástrofe como la ocurrida no tiene una única causa. Casi nada la tiene, pero una barbaridad como esta, menos.

Voy a intentar explicar, según mi forma de ver las cosas, las causas que desencadenaron los acontecimientos del 29 de octubre, acontecimientos que nunca olvidaremos y que pesarán en la historia de Valencia durante muchos, muchos, muchísimos años.

Primera causa. Una situación meteorológica absolutamente excepcional de las que se dan pocas veces en un siglo, pero que inevitablemente se dan. Tal y como está ahora el territorio sobre el que se produjeron las inundaciones ningún gobierno hubiera podido alcanzar el objetivo de cero víctimas o reducir sustanciosamente los daños materiales.

Segunda causa. Las montañas deforestadas. La sierra de Chiva, donde nace el barranco del Poyo, antaño se llamaba la sierra de los Bosques. Sucesivos incendios los arrasaron. Sin árboles, las lluvias arrastran la tierra quedando la roca al desnudo. Y la roca escupe el agua. Una precipitación sobre un bosque es parcialmente absorbida por los árboles, y el agua que les sobra llega más tarde y más lentamente a los barrancos.

Tercera causa. La construcción de zonas residenciales, polígonos industriales y vías de comunicación en zonas inundables sin las infraestructuras necesarias para defenderse de las posibles inundaciones. Estas zonas eran antiguamente agrícolas y su población mucho menor que la actual.

Cuarta causa. Equipos técnicos con falta de formación o medios y/o con servidumbres políticas que fueron incapaces de prever lo que sucedía y alertar a tiempo. En estas circunstancias los políticos actúan según informan los técnicos. Son ellos los primeros responsables de detectar e informar con celeridad y claridad.

Quinta causa. Una ciudadanía cansada de errores en las previsiones meteorológicas y que, por decirlo claro, ya no se cree nada cuando hablan del tiempo. Y más en esta zona del Mediterráneo donde el tiempo es especialmente difícil de predecir. Aunque hubieran avisado con más contundencia y premura, el cuento de Pedro y el lobo hubiera seguido estando presente en mucha gente.

Sexta causa. Un desconocimiento generalizado del territorio. El vivir de espaldas a la naturaleza, se paga. Que no llueva en el pueblo no significa que no se pueda desbordar el barranco que lo cruza. Hubo dos zonas cero, la de la precipitación y la de la inundación. Ante la naturaleza desatada una sociedad que sea consciente de ella y la conozca puede defenderse mejor. La mentalidad urbanita, presente incluso en muchos pueblos, nos hace más vulnerables.

Séptima causa. Un sistema de alertas farragoso y complejo que hace muy lenta la trasmisión y verificación de la información que debe pasar de los técnicos a los políticos. Este fue también uno de los grandes problemas de aquel día. Creo que quedó demostrado que el sistema es del todo ineficaz.

Octava causa. Para mí las más terrible y demoledora. Unos políticos que anteponen sus intereses partidistas al bienestar de los ciudadanos. Si en Madrid y Valencia el gobierno hubiera sido del mismo partido, otro gallo hubiera cantado y estaría cantando. Y esto es tan grave que causa una profunda herida muy difícil de curar, y que a la larga genera enfrentamiento social, desprestigia las instituciones y pudre las raíces de la democracia y del estado de derecho.

No. No es cuestión de buscar cabezas de turco. Es cuestión de que analicen técnicos y políticos, por encima de partidismos, todas las causas de la catástrofe, y de que busquen soluciones para cada una de ellas en la medida de lo posible. Porque no todo será posible. Hay cosas ya mal hechas que no se pueden revertir, y otras que no están en nuestras manos, porque la naturaleza siempre tendrá la última palabra y cuando desate sus fuerzas, aun haciéndolo muy bien nosotros, nos hará sufrir.

Estas situaciones son muy complejas, nada es simple. Por eso, lo que me parece  inadmisible es que después de tanta devastación y tanto dolor se reduzca todo para “los de derechas” a que quien lo ha hecho muy mal es Sánchez y el Gobierno central, y para “los de izquierdas” Mazón y el Gobierno autonómico. Y que ahí se queden.

Desolador.

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