FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 23 de octubre de 2012

Cerdos.



            Estábamos el domingo pasado en el nacimiento del río Arcos, en Arcos de las Salinas, provincia de Teruel.

            Este pequeño río nace en el corazón de la sierra de Javalambre, en un hermoso rincón, lleno de recuerdos para muchos amigos y para mí mismo. Del suelo, entre la hierba y las piedras, brota un agua limpia y fresquísima que  pronto coge fuerza y caudal. El otro día bajaba entre un precioso bosque de ribera, ya dorado por el otoño, para tras bordear el pueblo y excavar un soberbio cañón, desembocar en el Turia.

            Pues bien. Allí, justo en la zona donde brota el agua, encontramos una huella de cerdo. No nos sorprendió. Estas huellas de cerdo son bastante frecuentes por nuestras tierras. Sin embargo no me acostumbro a ellas. Me irritan y me cabrean. Y ojo, a mí me gusta mucho el cerdo. Las longanizas, las morcillas, el jamón, las chuletas, el morro, la oreja, el rabo…bueno, como dicen, del cerdo me gustan hasta los andares.

            Pero no, no es este el cerdo al que me refiero. No me cabrea e irrita el cerdo de las chuletas y el jamón. No. Ese es bueno y está bueno. Me cabrean los cerdos con código genético humano, que van dejando huella allá por donde pasan. Y a menudo la huella es, ni más ni menos, que su propio nombre; ¡qué, qué¡. Se sentirán orgullosos de dejar su huella en la historia.

            Estoy hasta las narices de estos cerdos. Y me preocupa y me molesta, que después de tanta campaña de concienciación, tanto programa educativo y tanta mandanga, eso sí, políticamente correcta, no se vea el más mínimo avance. Bueno, al menos yo no lo veo.

            Hace poco subí al Garbí. Todas las indicaciones propias del parque natural pintarrajeadas, y entre las rocas de la montaña, cuando te acercas a ver el mar, hay tal cantidad de basura, que se podría llenar un camión. Contemplas el mar y la llanura litoral, desde el Bartolo hasta el Montgó, sobre rocas que emergen de una ingente y variada cantidad de huellas de cerdo.

            Y claro, uno se pregunta si hay solución. Soy pesimista. Trabajo en educación. Me he pasado la vida “comiéndoles el coco a los niños” sobre estas y otras cosas, que entiendo necesarias para su crecimiento personal y el avance de la sociedad. No veo resultados, aunque tengo claro que hay que seguir peleando.

            Así pues, creo que de momento, seguiremos siendo uno de los países de Europa más rico en ganado porcino. Lástima que éste no se pueda exportar.



Variadas huellas de cerdo en el Garbí

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