"¿Recordáis compañeros míos?. Teníamos veinte años; disponíamos de todas las frescas fuerzas de nuestra juventud; el asombro; el gusto por el peligro y el juego, el más puro de todos. Entonces nos encontramos allá arriba...
Otros nos habían mostrado la vía, esa línea simple y neta que une la realidad con el sueño y no deja de elevarse hacia la lejana cima en el cielo. Estos pasaron y nosotros pasamos también, pero sin dejar de ser fieles a nosotros mismos y a nuestra pasión.
Conservamos el recuerdo de unos amplísimos espacios, tan plenamente abandonados al vacío y a su soledad, que parecían pertenecernos de verdad; el del aire, alternativamente sofocado y helado, cuyo soplo nos azotaba y vivificaba al mismo tiempo; y el de una claridad tan viva que hiere la mirada, pero cuyo reflejo no nos ha abandonado jamás...
Recuerdo también los ecos secretos del silencio; la transparencia helada del vacío cristalino. Ese mundo se recoge en mí, más presente que el real, más vivo que la vida misma. Y me llena, y me rodea y me protege".
Este texto, del libro La montaña y el hombre de George Sonnier, me ha resultado siempre profundamente personal. Es como si lo hubiera escrito yo mismo. Es tan evocador... Y con el paso del tiempo, cada vez más. Por eso, ahora, muy cerca ya de cumplir los 57, he elegido una de sus frases como el nombre del blog que por fin, tras largas cavilaciones, he decidido iniciar.
Sí, tenía veintipocos años, y todas las frescas fuerzas de la juventud...y entonces nos encontramos allá arriba...
Muy bien por el Blog. Recetas apetitosas. Mucho romanticismo. LAs fotos hazlas mas grandes, porque si son tuyas serán estupendas.
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