Estando allí,
le llegó el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en
pañales y lo acostó en un pesebre, porque no encontraron sitio en la posada.
Lc. 2, 7
Así de simple,
así de sencillo. Así de humilde y discreto. Que Dios nos de la luz necesaria
para entender la grandeza de este sencillo acontecimiento, la profundidad
insondable de sus consecuencias, y el gozo de saber que ese nacimiento nos abrió,
y nos sigue abriendo, el camino hacia la vida, hacia la paz y hacia la luz. Porque,
aunque a veces parezca intransitable…se puede pasar. Él pasó.
Y si queréis
un villancicos aquí tenéis tres. El primero, muy simpático. El segundo y tercero, dos versiones de Noche de Paz.
Feliz Navidad.
Isabel y Jesús.
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