Por estas latitudes no está siempre, pero cuando nos visita pinta lienzos tan extraños como hermosos. Casi siempre está en el suelo. Lo pisamos, lo rompemos y el sol lo deshace. Es efímero. Irrepetible. Por eso, cada vez que puedo fotografiarlo, disfruto de poder captar algo que nunca volverá a ser. Estas fotos no se pueden repetir, serán parecidas, quizá por azar casi iguales, pero nunca las mismas.
Río en el desierto. Valencia. Febrero de 2006. |
El genio sale de la lámpara. Valencia. Diciembre de 2008. |
Luz propia. Valencia. Enero de 2008. |
Concéntrico. Valencia. Diciembre de 2006. |
Cruz de luz. Valencia. Enero de 2009. |
Joya azul. Valencia. Enero de 2009. |
Textura equívoca. Valencia. Enero de 2009. |
¿Quizá madera? Valencia. Enero de 2009. |
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