Portal de Belén, Navidad de 2012. No es el Papa quien ha hecho esto. |
Leí
recientemente en un periódico, el siguiente titular: “Belenes falleros con buey y burra”. Ahí queda la noticia. Y la
memez, la infinita memez que implica semejante titular. ¿Es que el mundo
fallero desafía al mismísimo Vaticano con el Papa a la cabeza? ¡Dios Santo, que
espanto!
No sé. Igual
hay quien piensa que sí, que poniendo bueyes y burros desafiamos a los poderes
de la Iglesia ,
desobedecemos al Papa y consecuentemente pecamos; para preocupación de unos y cachondeo
de otros.
Se ha abierto
el debate, y los medios de comunicación lo amplifican y airean, no siempre con
loables intenciones. Es tan fácil burlarse de todo esto, desde la ignorancia.
Y es que, en
realidad, este debate no tiene sentido. El Belén es una tradición que inició
San Francisco de Asís en la
Navidad de 1223, y que ha llegado hasta hoy. Una hermosa
tradición. Una tradición que ha ido arraigando en lugares muy diversos, con sus
lógicas variaciones, como “els caganers” catalanes, que dudo mucho que
introdujese San Francisco, las lavanderas, las castañeras, o incluso el dinosaurio de mr. Bean, que podría
arraigar de cara al futuro, ¡quién sabe!
Que el Papa
diga que en el portal de Belén no había un buey y una burra, y que además no era
portal ni estaba en Belén, simplemente hace honor a la historia. No excluye la
tradición, ni mucho menos la prohíbe. Me parece además un gesto valiente por
parte de Benedicto XVI. Distinguir historia, tradición y Fe, íntimamente
unidas, pero diferentes. Esto es lo que ha hecho el Papa. Y dicho sea de paso,
falta nos hace seguir por ese camino.
Por lo demás,
a seguir montando el Belén de siempre, y a cantar a pleno pulmón “entre un buey
y una burra Dios ha nacido”, porque lo importante de la Navidad, no está ni en la
historia, ni en la tradición; está en celebrar el nacimiento de un niño, donde
fuera y como fuera, que vivió y murió de tal manera, que abrió las puertas de
la vida para siempre, y nos marcó el camino hacia ella. Aunque nos cueste
entenderlo, aunque nos cueste creerlo, porque es demasiado, demasiado hermoso.
Los testos bíblicos divergen, hay quien situa el nacimiento en una cueva o en un establo, donde lógicamente había animales. De todos modos no todas las tradiciones vienen de los testos que la iglesia consideró buenos, los tres reyes magos vienen de evangelios que la iglesia desechó.
ResponderEliminarPor cierto, el debate sobre si María era o no virgen es un debate moderno.
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