Ahora que estamos acabando el curso, es momento de reflexionar sobre cómo vuestros hijos promocionan. Con el objeto de ayudaros a esa reflexión, continúo una serie de tres entradas, en forma de carta dirigida a los padres, y una dirigida a los alumnos de 6º de Primaria.
1. A los padres de 1º o 2º de Primaria.
2. A los padres de 6º de Primaria.
3. A los alumnos de 6º de Primaria. Decálogo para ir bien en la ESO.
4. A los padres de 4º de Secundaria.
Estimados padres:
Se ha acabado Secundaria. ¡Por fin! Es
momento de decisiones, de decisiones importantes, con consecuencias, pero
lamentablemente en un momento en el que en muchas ocasiones es bien difícil
precisamente eso, el tomar decisiones adecuadas y con futuro. Hay demasiadas
cosas importantes en las vidas de vuestros hijos, en estos momentos, a parte
de los estudios.
En primer lugar, ya no es obligatorio estudiar, o
hacer como que estudian, y eso lo cambia todo.
Y además, a partir de ahora, al acabar 4º, se les abre
un ancho mundo, que bien poco tiene que ver con la inmensa guardería
descafeinada y políticamente correcta en la que la sociedad y los sucesivos
gobiernos han convertido a la escuela.
La realidad de fuera que algunos van a experimentar
ya, y otros de aquí a un par de años como más, es rotunda. Competencia
constante e implacable. No se considerarán sus actitudes, sino los resultados.
No le dirán que necesita mejorar y le pondrán un apoyo, sino esto otro: “o lo
haces bien o no hay renovación de contrato”. No le subirán de bien a notable
con trabajitos, sino que por unas décimas suspenderá la oposición y se quedará
sin trabajo, o no entrará en la carrera que quería. Y en los exámenes estará
solo. Estará solo.
Esta es la
realidad que la gran mayoría no ven. Esta es la realidad que, incomprensiblemente,
el sistema les ha ocultado y que por eso mismo no han visto. Y ante esta dura
realidad que ya se nos viene encima, ¿no será fundamental plantearnos las cosas
en serio?
Es momento de pensar, de hablar, de tantear
opciones. En familia, con un buen amigo, con alguien del “cole”, cosa que debería
haberse hecho a lo largo del curso, para que en septiembre vuestros hijos
sepan a dónde van, por qué van a donde van, y qué posibilidades reales tienen
de llegar al final del camino iniciado. Y además, que sean felices.
Porque no se trata sólo de qué estudiar o en qué
trabajar, sino de algo mucho más profundo. Se trata de tener lo más claro
posible qué quiero hacer con mi vida, porque la elección de un trabajo o unos
estudios tendrá sentido y dará fruto en la medida que se integre en un proyecto
de vida. De eso se trata, ni más ni menos.
Y a vosotros, alumnos, os recuerdo una vez más algo
mil veces dicho, pero no por eso menos cierto, y de un modo especial en este
momento de vuestra vida: no se trata de buscar lo difícil porque sí, sino
sabiendo a dónde voy, no rehuir nunca el esfuerzo que me exige ir a donde
quiero ir. Soñad, es gratis; enamoraos de un sueño; trabajad hasta el
agotamiento para alcanzarlo.
Y si buscáis el camino fácil, preguntaos antes ¿a
dónde me lleva? Porque si el criterio de vuestra elección es ése, lo fácil,
puede llevaros a, algunos años más adelante, haceros esa pregunta, a menudo sin
respuesta: "¿Y si yo hubiera...?".
Y sólo se vive una vez.
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