FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

domingo, 5 de julio de 2015

Mi Ángel de la Guarda de hoy se llama Ino.


Aunque nací en Valencia, y en el centro de la ciudad, muy cerquita del Mercado Central, siempre quise vivir en un pueblo. Y nunca me he arrepentido.
Justamente hoy, es uno de esos días en que celebro vivir donde vivo, en Ribarroja, a orillas del Turia.
¿Por qué? Pues por una cosita que me ha pasado y que imagino que en una ciudad hubiera tenido otro desenlace. Aquí también podía haberlo tenido, pero había menos posibilidades de que lo tuviera.
Serían las dos de la tarde y con una temperatura infernal hemos ido a por una paella para comer en casa. Entre el calor, el hacerle sitio a la paella en el portaequipajes, que nos ha costado lo suyo, y la prisa, siempre mala consejera, por volver al fresquito del hogar, dulce hogar, he dejado la cartera con dinero y toda mi documentación en el techo del coche. Y he arrancado.
Estando un momento después en la puerta de casa, alguien se me ha acercado y me ha dado la cartera. Aún no habíamos sacado la paella del coche. Mi Ángel de la Guarda de hoy había visto la cartera en el suelo de una rotonda, la de Entrevéis y el coche que se alejaba. Ha parado, la ha recogido y, confirmando que era mía, ha venido a traérmela enseguida.
Cúmulo de casualidades afortunadas que, estoy seguro, es mucho más fácil que se den en un pueblo que en la ciudad. Además, el haber dado con buena gente, que también cuenta. Y buena gente, a Dios gracias hay en todas partes. Pero claro, si eso me pasa en la Gran Vía Fernando el Católico por ejemplo, aunque hubiera visto la cartera en el suelo otro Ángel de la Guarda, difícilmente podría traérmela enseguida a casa. Y la recuperaría, pero más tarde y con un buen lío previo.
Pues eso, que sigo 33 años después convencido que al menos yo vivo mejor en el pueblo. Y eso que Valencia me gusta, pero para ir de visita.
Y muchas, muchísimas gracias Ino, mi Ángel de la Guarda de este tórrido día de verano.

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