FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 14 de marzo de 2017

Félix Rodríguez de la Fuente, ¡gracias!


Tal día como hoy, en el año 1980, murió en Alaska, en un accidente aéreo, Félix Rodríguez de la Fuente. Yo tenía por entonces 25 años y aún recuerdo de un modo muy vivo el impacto que la noticia me causó.
Quiero, en estas breves líneas, rendirle un sentido y sincero homenaje, porque aquel hombre fue para mí, junto a mis padres, quien me abrió las puertas de la naturaleza.
Recuerdo sus programas en la tele y la inolvidable enciclopedia editada por Salvat, llamada Fauna, que compré por fascículos y que me leí íntegramente. El cuidado con el que trataba y conservaba aquellos libros aún es hoy motivo de amable cachondeo por parte de mi hermano.
Nunca fui buen estudiante (hasta la universidad, en que empecé a serlo) y además no me gustaba el fútbol ni el baloncesto, deporte éste último estrella en el colegio donde estudiaba. Además era flaco y “desgarbao”. Pocos recuerdos gratos tengo de mi vida escolar. Me ahogaba.
Las salidas al campo con mis padres, y Félix Rodríguez de la Fuente me dieron el aire que me faltaba. Y descubrí pronto que allí, en el campo y en el monte, era feliz. Y estoy convencido de que aquel descubrimiento, de algún modo, me salvó la vida. Luego me encontré con los Pirineos y me dije: "sí, esto es lo que andaba buscando". Y hasta hoy.
Por eso, este 14 de marzo, quiero recordar y agradecer públicamente a Félix Rodríguez de la Fuente la impronta inolvidable de su vida en la mía. Y me gustaría hacerlo compartiendo un texto suyo perdido en su enciclopedia Fauna, pero que para mí tenía y tiene una inmensa belleza y un profundo significado. La lástima es que justamente el tomo en el que estaba no lo encuentro por ninguna parte, pero lo recuerdo a grandes rasgos.
Dice algo así como, "el fuego que crepita en nuestros refugios invernales nos recuerda a ese otro fuego que iluminó el rostro de nuestros antepasados cuaternarios, y nos traslada al bosque de las brujas y de los gnomos, al bosque de los osos y de los lobos, al bosque de la libertad perdida…" Decía algo así.
¡Cuántas veces, antes de volver al cole, sobre todo por la tarde, leía estas palabras que se quedaban resonando en mi mente el resto del día! Sobre todo eso del bosque de la libertad perdida.
¡La libertad perdida!

¡Gracias, amigo Félix! ¡Gracias!

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