Cuando
con nuestras modernas incursiones, y en plan hechos consumados, nos acercamos a
la naturaleza "deshonrando un paraje de
alta montaña intacto y que hubiera debido continuar siéndolo, ello constituye
un escándalo todavía mayor, se trata ya de una auténtica violencia, deliberada
e intolerable, a la que debiera enfrentarse una violencia legítima; incluso la
dinamita es benéfica cuando sirve para defender lo que debiera ser protegido o
para destruir lo que destruye, en el caso de que el legislador demasiado débil,
ciego o complaciente falte a su misión".
Este
texto no es mío, pero lo suscribo plenamente y, permitidme que lo diga,
vehementemente. Es de Georges Sonnier, escritor y montañero, nacido en 1918 en
Angers, Francia. La cita es de su libro La
montaña y el hombre, un libro que he leído y releído muchas veces, con el
que me he sentido totalmente identificado y en el que he visto un sorprendente
sentido profético.
Ya en
el año 1970 hablaba del deterioro de la relación entre el mundo de las montañas
y los hombres. Deterioro que ha ido avanzando, alcanzando estos últimos años cotas
intolerables. Y es que como dice Georges Sonnier, el montañismo es, ante todo,
un humanismo, y eso es lo que hace compatible y sostenible (palabreja de moda)
la relación entre la montaña y el hombre. Pero cuando nos acercamos a ella, a
la montaña, desde el deporte o la diversión sin más, surge la incompatibilidad
y se rompe cualquier posible sostenibilidad.
A esto, que es lo que está pasando, le veo dos causas: el ansia inmoderada de dinero y la necesidad de buscar experiencias extremas de
una sociedad vacía, sin norte, sin alma, en una búsqueda absurda de constante
diversión, para compensar un inmenso vació interior y la falta de sentido de la
vida.
Por
todo esto las estaciones de esquí siguen intentando crecer desmesuradamente.
Las pistas forestales se abren al público sin control. Las bicis de montaña
campan sin restricciones por donde se les antoja. Las carreras masivas
proliferan por doquier. Nada de esto tiene que ver con la montaña. Son
agresiones intolerables a las que nadie pone coto.
¿Por
qué no se cierran las estaciones de esquí a futuras ampliaciones? ¿Por qué no
se controla el acceso a las pistas forestales permitiendo sólo el paso a quien
se tome la molestia de solicitar autorización y dé sus datos personales? ¿Por
qué no se prohíbe ya, pero ya, el acceso de las bicis de montaña a los senderos
y fuera de ellos, restringiendo su su uso a los caminos, pistas forestales e
instalaciones adecuadas en estaciones de esquí? ¿Por qué no se limita el número
de carreras y los asistentes a ellas, y se trazan rutas con menor impacto
ambiental?
¿Por
qué? Intereses económicos de montañeses vendidos al capital y de otras gentes foráneas que han encontrado en las montañas la gallina de los huevos de oro. Hasta que
entre unos y otros maten la gallina.
No me
gusta la violencia, pero cuando leo que quieren plantar un nuevo teleférico;
cuando un lugar que fue tranquilo y estaba limpio lo veo sucio y atestado por
abrir una pista sin control; cuando veo una bici bajar una ladera rompiendo el
prado o el sendero; o a un individuo, entrenando para la próxima carrera, bajar o
subir a lo recto reventando un antiguo y venerable senderito, me acuerdo de la
frase de Georges Sonnier, "incluso la
dinamita es benéfica cuando sirve para defender lo que debiera ser protegido o
para destruir lo que destruye" .
¿Qué
queréis que os diga? ¿El motivo del calentón que hay detrás de estas líneas?
Hay muchos, cada año más; pero para acabar voy a hablar de dos. Uno, los
imbéciles que han abierto en Bielsa unas pistas forestales que conducían a
lugares bellísimos, poniendo como todo control, simplemente, introducir unos euros en una
maquinita; y además han hecho propaganda del desatino. Otro, la empresa que en
Benasque sube en helicóptero a la gente con sus bicis para que se tiren montaña
abajo. Dicen para justificar la barbaridad que van por donde las carreras, como
si eso fuera justificación.
Y
hablarán de respeto a la montaña, ecología y sostenibilidad, los muy ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario