FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 21 de octubre de 2022

Una falla llamada educación.


De lo mucho interesante, y cierto en mi opinión, que dijo Pérez Reverte en la entrevista del otro día, destaco hoy lo siguiente:

"Yo repetí tres cursos en bachillerato, tres. Una con todos suspensos, me echaron del colegio y no fue ninguna tragedia"

La conclusión a la que llego oyendo esto del académico de la Lengua es que a él no le engañaron, y quizá ese sea uno de los motivos por los que hoy es quien es y es lo que es.

En aquel tiempo, también el mío, en educación, el pan era pan y el vino, vino, para bien y para mal. A mí mismo me aprobaron por pelos, en el colegio donde había estudiado toda la vida, en tercero de bachiller, invitándome a que no estudiara COU allí; no daba la talla.

Aunque no fue plato de buen gusto, tampoco fue una tragedia. Hice COU en otro centro, aprobé a la primera y en la universidad sacaba matrículas. Tampoco me engañaron. Allí no funcionaba, por lo que fuera, y era la verdad; en aquel momento no era mi sitio.

Hoy en día el sistema educativo es una falla. Nada es lo que parece, nada es verdad, nada es real. En una falla un plátano, por ejemplo, puede parecerlo, ser exactamente igual que uno de verdad, pero es cartón pintado.

Confundiendo la igualdad de oportunidades con la igualdad de capacidades y posibilidades reales, se acaba tratando a todos por igual aunque se predique lo contrario, limitando a unos y agobiando a otros.

Un afán desmedido de protección impide al niño fracasar al ocultarle siempre la verdad, con lo que no desarrolla defensas frente a la realidad de la vida que le espera en la que el fracaso forma inevitablemente parte de ella.

Una filosofía de la vida simplona y ridícula, de dibujitos animados ñoños, con frases como querer es poder y demás, aumenta el engaño, abocándolos a frustraciones frente a las que no tienen defensas, porque no les han dejado desarrollarlas.

Todo este cúmulo de desatinos y otros que omito por no hacerme largo, han tenido como lógica consecuencia situaciones tan absurdas como las dificultades para suspender a un alumno, hacerle repetir o mejorar su comportamiento. Estas dificultades son cada día mayores, y si los padres no están con el colegio de un modo activo y leal, el profesor que intenta hacer esto, necesario en un proceso educativo de calidad, se mete en un berenjenal de consecuencias imprevisibles.

Además, los que sí quieren estudiar, tengan más o menos capacidad, tienen que soportar a menudo la tiranía de los que no quieren aunque podrían y que bloquean día tras día el desarrollo de las clases con comportamientos inaceptables reiterados. Y ojito con lo que hace el docente y en cómo lo hace, ya que el sancionar, suspender o hacer repetir es para el colegio, como ya he dicho, un complejo proceso que incluso puede no llegar al final a buen puerto, con las consecuencias demoledoras para todos que ello conlleva. Porque además, como dicen, todos acaban pasando.

Es muy difícil hacerlo bien. Los docentes, maniatados, no tienen más opción que acabar colaborando en la inmensa mentira que deja a las nuevas generaciones “indefensos para cuando venga el apagón”, como dice también Pérez Reverte.

Me siento como un soldado forzado a ir a la guerra con una escoba como arma. El enemigo sí está muy bien armado. ¿Qué voy a hacer? Me decía un amigo, profesor y maestro, hace unos días.

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