FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 17 de abril de 2024

Que es el silencio hermano de la muerte. Rosalía de Castro.


Releyendo a Rosalía de Castro, en un facsímil de la primera edición de su obra En las orillas del Sar que me regaló Isabel en un viaje a Santiago, encontré unos versos que, aparte de ser muy hermosos, esconden una profunda verdad.

 

Yo inclino

la frente al suelo y contristada exclamo

con el Mártir del Gólgota… Perdónales,

Señor, porque no saben lo que dicen;

mas ¡oh, Señor! a consentir no vuelvas

que de la helada indiferencia el soplo

apague la protesta en nuestros labios,

que es el silencio hermano de la muerte

y yo no quiero que mi patria muera,

sino que como Lázaro, ¡Dios bueno!,

resucite a la vida que ha perdido;

y con voz alta que a la gloria llegue,

le diga al mundo que Galicia existe,

tan llena de valor cual tú la has hecho,

tan grande y tan feliz cuanto es hermosa.

 

Bonito, ¡eh! Rosalía de Castro tenía una profunda preocupación por la naturaleza y la cultura de su Galicia natal, una preocupación absolutamente actual.

Ella ve a su tierra y a sus gentes en un tremendo estado de postración, y sufre por ello. La tentación de mirar hacia otra parte, de pensar que mientras yo esté bien lo demás, los demás, no importan, existe siempre en el alma del que ve, entiende y sufre.

Por eso, la poetisa le pide a Dios que perdone a los que hablan sin saber, para a renglón seguido rogarle que ante todo eso, ante la situación de su tierra, ante las palabras huecas y falsas que la apuntalan no caigamos en la indiferencia, en el silencio hermano de la muerte. ¡Qué tremenda y cierta expresión! ¡Qué gran verdad! La indiferencia que lleva al silencio que ahoga la protesta y que mata por cobarde o cómoda omisión de la palabra.

Con su palabra pide que Galicia eleve la voz, que reclame su existencia, su valor, su grandeza, su hermosura.

Llegado a este punto podríamos quedarnos en el plano inmediato de un grito profundo y poderoso pidiéndole a Galicia que levante también la voz, que se alce de su postración. Y ciertamente este plano existe.

Pero como sucede con la literatura en mayúsculas, siempre hay más lecturas, más hondura de la que a primera vista podemos encontrarnos. Ampliemos su preocupación por Galicia a la preocupación por nuestra tierra, por el planeta Tierra. Leamos el poema pensando, no solo en aquel bellísimo trocito de nuestro mundo, sino en el mundo entero.

Adquiere entonces una dimensión universal impresionante. Salta de Galicia al planeta Tierra, a la naturaleza, a la creación que estamos maltratando. Veámoslo.

 

Yo inclino

la frente al suelo y contristada exclamo

con el Mártir del Gólgota… Perdónales,

Señor, porque no saben lo que dicen;

mas ¡oh, Señor! a consentir no vuelvas

que de la helada indiferencia el soplo

apague la protesta en nuestros labios,

que es el silencio hermano de la muerte

y yo no quiero que la Tierra muera,

sino que como Lázaro, ¡Dios bueno!,

resucite a la vida que ha perdido;

y con voz alta que a la gloria llegue,

le diga a todos que la naturaleza existe,

tan llena de valor cual tú la has hecho,

tan grande y tan feliz cuanto es hermosa.

 

De estas palabras podemos sacar fuerza para elevar la voz en defensa de la Casa Común, como el papa Francisco gusta llamar al planeta, "tan lleno de valor cual tú lo has hecho, tan grande y tan feliz cuanto es hermoso".


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