Una
vez más, ya he perdido la cuenta, decepción. Esa lucecita al final del túnel se
va apagando poco a poco, y sigue el oscuro túnel de una sequía durísima, por
larga y por extrema.
De
todo lo que iba a llover nos quedamos solo con lo que pueda caer el martes, y
ya veremos, porque los modelos van de aquí para allá continuamente. De un día
de lluvias abundantes a cuatro gotas, incluso nada. Y visto lo visto no soy
optimista.
Lo
único bueno, lluvia aparte si llega, es que las temperaturas empiezan a suavizarse.
Oscilarán todas las semanas entre los 15 y los 26 grados. Por lo demás, cielos
con nubes y claros, bastante sol y lo peor, a partir del miércoles vuelve el
poniente todo el resto de la semana. Y de una cosa estoy seguro, de que ese no
faltará a la cita. La lluvia no sé si vendrá, el poniente seguro que sí.
Si
viviera entre cuatro paredes y viera el monte y el campo de lejos, es posible
que no me enterara de lo que está pasando, pero no es mi caso. Veo lo que pasa
y es tristísimo. Y recuerdo otros tiempos. Nunca había visto esto.
Y la
lluvia sigue cayendo, abundante, vivificadora, al norte, al sur, al este y al
oeste, pero aquí no, aquí no llega. Y llevamos tanto tiempo…
236 litros en 397 días.
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