De
todo hay en el viña del Señor, lo que ocurre es que si vamos a la viña del
Señor con prejuicios es posible que no apreciemos la diversidad de los
viñadores. Y eso es malo. Viene esta introducción a cuento de algo que me ha
pasado un día de estos.
Estaba
esperando que me tocara el turno, da igual para qué, el hecho es que esperaba
mi turno junto a muchos viñadores que esperaban conmigo en más o menos
silencio.
De
pronto, una viñadora que estaba sentada cerca de mí, ha empezado a recriminar a
voz en grito, sin contención alguna, a un viñador que debía ser su consorte y
que acababa de llegar, el que no estuviera donde ella decía que tenía que haber
estado.
La
reprimenda fue subiendo de tono con todo tipo de descalificaciones y
exclamaciones de gran indignación, mientras el susodicho viñador callaba no
sabiendo muy bien dónde mirar. Y el chaparrón seguía y seguía sin
contemplaciones. Me sentía muy incómodo; menos mal que me ha tocado el turno y
he podido irme. Pero claro, no he podido ver el final del escarnio público que
ha sufrido el viñador denostado cuya voz desconozco.
Y me
he quedado pensando que si hubiera sido al revés, es decir, si el viñador
hubiera hecho a la viñadora, lo que ella le ha hecho a él, alguien habría
intervenido, incluso hasta podían haber llamado a la policía local.
Pero
nada ha pasado. Todos miraban, mirábamos hacia otra parte. Y allí estaba el viñador,
calladito, afrentado, arrugado en su silla, aguatando el vapuleo verbal al
que le sometía, implacable, la indignada y vociferante viñadora.
Algo
estamos haciendo mal, ¿verdad? Urge enfocar el asunto de otra forma. No tolerar
la violencia de ningún tipo, la verbal tampoco, contra ninguna persona, hombre
o mujer; niño, joven, maduro o anciano; autóctono o foráneo; de derechas o de
izquierdas, que dicen; blanco, negro, amarillo, o azul a motas verdes…
Protejamos nuestros pueblos contra cualquier violencia.
Y
también es violencia, porque divide y enfrenta, etiquetar, descalificar y
perseguir a cualquiera que no piense como yo creo que todos deben pensar. Este
camino nos está llevando a un terreno muy peligroso. Podemos acabar a tortas
los viñadores y abandonar la viña, como en otras viñas pasa y aquí ha pasado.
En
fin, me ha dado mucha pena este viñador.

No hay comentarios:
Publicar un comentario