Está
siendo un otoño como debe ser el otoño. Cierto que en algunos lugares las
lluvias están siendo excesivas en todos los sentidos, pero queramos o no es lo
propio de estas tierras. También, a veces, hay otoños terriblemente secos, como
el del año 2023 que hizo mucho daño, un daño silencioso como es el causado por
la sequía.
Este
año llueve, y por aquí está lloviendo muy bien, al menos de momento, porque
parece que el festival aún no ha terminado.
El
campo, el monte está esplendorosos; limpio, verde, húmedo. El agua corre por
arroyos, forma pequeñas cascadas, se embalsa formando lagunas. Las fuentes
manan y la vegetación entra en esa fiesta de color que por aquí también podemos
disfrutar sobre todo en las riberas de los ríos y ramblas. El verde de los pinos
se intensifica, y los troncos se oscurecen dándole a los pinares un ambiente
norteño. El romero, que ya amarilleaba, vuele al verde intenso y el musgo se
esponja. El agua decora con pequeñas gotas, telarañas, hojas y frutos de otoño.
Y pronto saldrán las setas.
El
cielo, gris, oscuro a ratos, azul otras veces dejando pasar los rayos de un sol
incierto, es también un hermoso espectáculo. Y las nubes van y vienen,
enganchándose en las montañas, acercándose al suelo, transformándose en niebla,
descansando en las sierras.
Comparto,
mientras llueve otra vez, unas cuantas fotos hechas ayer mismo cerca de aquí.
No hay que irse muy lejos para disfrutar de la naturaleza cuando las cartas le
vienen bien dadas.
Si
podéis no os lo perdáis.







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