En el
número 87 de la calle Atocha, muy cerca de donde vivió y murió Cervantes, se
halla la imprenta de Juan de la Cuesta, donde se imprimió la primera parte del
Quijote. Esta primera edición fue muy pobre, constó de 1700 ejemplares y
tardó dos meses en hacerse.
En la
fachada del sencillo edificio, una placa nos lo cuenta. Sólo estar allí vale la
pena. Pensar que entre esas paredes nació para el mundo y para la historia uno
de los más grandes libros de todos los tiempos y de todas las lenguas, impresiona.
No
creo que el bueno de don Miguel fuera consciente de la grandeza de lo que llevó
a la imprenta. El libro traducido a más idiomas después de la Biblia. Un libro
que ha roto las barreras del tiempo y del espacio. Un libro que muy
probablemente es el mejor retrato jamás hecho de qué somos los humanos, de cómo
somos los humanos.
Yo lo
he leído dos veces. Creo que podría leerlo y releerlo todos los días de mi vida
sin cansarme nunca, descubriendo siempre nuevos rincones entre sus páginas,
desvelando nuevos secretos, aprendiendo siempre, asombrándome siempre, gozando
siempre.
Y de
hecho lo voy a hacer. Compramos en la librería de la Biblioteca Nacional la
edición especial del 400 aniversario. Una exquisita presentación y una cómoda
letra me facilitarán dedicar cada día un ratito a su lectura.
Y
volveré a cabalgar con Don Quijote y el bueno de Sancho.
Fachada de la imprenta de Juan de la Cuesta, donde se imprimió la primera parte del Quijote |
No hay comentarios:
Publicar un comentario