Leyendo
un libro, que un día comentaré, sobre la relación entre la naturaleza y las
personas, apareció un término sueco que no conocía (entre otras porque no sé
sueco) pero que por el contexto me pareció entender.
Acudí
a google, y había acertado. La palabra es gökotta, y designa al hecho de
levantarse muy temprano e ir al campo a escuchar los cantos de los pájaros al
amanecer, quietos y en silencio. Un bosque, un páramo, la playa, un arrecife en
la costa, una cima… El objetivo es fundirnos con la naturaleza en ese momento
mágico del día en que regresa la luz, acompañados por el canto de los pájaros.
No hay
en castellano una palabra que designe esto pero, tomando la palabra nórdica, puedo decir que siempre me ha gustado hacer gökotta, que muchas veces lo he
hecho, y que me ha sorprendido la sensibilidad de las gentes del norte ante la
naturaleza, corroborada por la existencia de esta palabra.
Así
pues hoy he hecho gökotta, una vez más. Estaba en un pinar, con un amplio
panorama hacia el este, cuando salía el sol por el mar, y cantaban los pájaros.
Estaríamos a dos o tres grados, pero sin viento y abrigado se estaba muy bien.
Ya sé
que no todo el mundo puede hacer gökotta, y que aun pudiendo, no es cuestión de
hacerlo todos los días, pero al menos de vez en cuando es una muy bonita experiencia.
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