No me
resisto a hacer un breve comentario sobre el resultado de las elecciones en
Andalucía. Y lo voy a hacer compartiendo un fragmento de una entrada del mes
pasado, Tendrían que hacérselo ver.
Pero
si nos empecinamos, y ese es el gran error de la izquierda, en seguir siendo
muy izquierda frente una derecha que debe seguir siendo, para que el montaje se
mantenga, fascista o incluso nazi, lo único que lograremos es lo que ya está
pasando, la radicalización del voto y la consiguiente fractura social. Y ese
puede ser el fin de la Europa que conocemos, cimentada sobre el encuentro entre
los grandes partidos moderados. Buscarse entre ellos en vez abrazarse a los
extremos respectivos, disolviendo así la mentira de derechas e izquierdas, es
el camino.
Por todo
esto digo que las llamadas izquierdas “tenían que hacérselo ver”, y en vez de
una búsqueda incesante, y a veces patética, de elementos que las distingan de
lo que llaman derechas, analizar qué piensan, qué sienten, que quieren todos
aquellos que, por no pasar por su aro, quedan etiquetados bajo la bandera de
las derechas y el nombre de fascistas; y excluidos del llamado progreso que
consideran patrimonio exclusivo suyo, y que además nadie sabe muy bien qué
diablos es.
Eso
escribía no hace mucho, el 2 de mayo. Tienen que hacérselo ver, y ahora es
urgente. La gente, harta del discurso de siempre, que la izquierda ha llevado
machaconamente hasta el absurdo, le da la espalda. Como a los extremos, a
ambos, les ha dado la espalda.
Creo
que el PSOE, tan necesario para España como el PP, tiene ahora dos caminos.
Ahondar, radicalizándose, en su supuesta identidad “izquierdosa”, o escuchar a
la gente y buscar lo mucho que tiene en común con lo que llaman derecha,
haciendo una oposición inteligente y constructiva, y cerrando para siempre ese viejo
discurso, repetitivo y falso, cada vez menos creíble.
Me
gustaría que fueran capaces de hacer un análisis de lo sucedido sereno y
objetivo dando ese paso adelante que nuestra sociedad necesita. El encuentro y
la colaboración entre los que nos representan a la inmensa mayoría. Y dejar a
los extremos en su función, también necesaria, de Pepito Grillo, para evitar a
los grandes la tentación de olvidarse de las minorías.
Veremos
qué pasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario