Sr. Sánchez:
No me
tengo por muy inteligente, soy del montón, pero me molesta cuando me tratan
como si fuera mucho menos inteligente de lo que soy, como si fuera imbécil. Y
usted, y algunos de los suyos, lo están haciendo, por eso le dirijo esta carta
abierta que no leerá.
Y voy
al grano.
Ustedes
no pueden tachar de pactos de vergüenza los que se están haciendo entre PP y
Vox. Y no vale, para justificar los suyos con algún que otro partido, decir que
no han formado parte del Gobierno. Eso quizá es peor, porque si le han
permitido los votos de ese partido su investidura, su precio habrá pagado,
precio que desconocemos. Puede influir más un partido sin entrar en el Gobierno
que formando parte de él; actúa así en la sombra; tiene las manos más libres.
Pero
no es de esto de lo quiero hablar. Quiero hablarle de sus pactos que por algún
extraño motivo sí son legítimos, parece ser. Pero los del PP y Vox no, ¡claro!
Pactar
con un partido radical de lo que ustedes llaman izquierdas, y permitirle formar
parte de su Gobierno cuando había dicho bien claro y en repetidas ocasiones que
no lo haría nunca porque “no podría dormir tranquilo”, no es un pacto de
vergüenza.
Pactar
con un partido cuyos actuales ídolos y héroes no solo han manifestado su
desprecio por la democracia y la libertad, sino por la vida humana durante
largos y dolorosos años, no es un pacto de vergüenza.
Pactar
con partidos que han ignorado la Constitución tensando el clima social hasta el
límite, y que dicen abiertamente que volverán a hacerlo en cuanto puedan con el
objeto de lograr sus objetivos caiga quien caiga, y en contra de la mitad de
sus propios ciudadanos, no es un pacto de vergüenza.
Mire
sr. Sánchez, no lo entiendo. Por qué unos pactos sí y otros no. Detrás de todos
los partidos hay personas que tienen derecho a pensar y a hablar como quieran y
a votar al partido que creen que mejor les representa. Y todos merecen respeto,
¿sabe usted? Incluso los que no respetan. Y es una falta de respeto
profundamente antidemocrática y sectaria tachar de vergonzoso un pacto entre
partidos legales y con apoyo ciudadano suficiente como para tener
representación parlamentaria, mientras otros se consideran legítimos sin más
consideraciones.
Que
pacte el PP con Vox no es una vergüenza, como no lo son sus pactos sr. Sánchez.
O sí lo es, pero entonces los suyos también. Vergonzosos a no, forman parte del
juego de la política, algo normal en un estado de derecho. El que sea más o
menos ético, es otro cantar. Y si entramos en ese terreno, tan discutibles pueden ser desde ese punto de vista tanto unos como otros.
Porque ¿quién ha dicho que la política sea ética? Usted de eso sabrá mucho. Todos
asumimos que entre bambalinas hay muchas vergüenzas que casi nadie sabemos. Es
lo que hay ¿no?
Sr.
Sánchez, me duele tanto cinismo, tanta incoherencia, tanta manipulación. Me
duele que nos traten como a idiotas en el sentido literal de la palabra. Me
duele ver cómo ha adulterado y arrastrado por el fango el socialismo.
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