FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 27 de junio de 2023

Impacto insostenible en el Pirineo.


Cuando usamos la expresión “matar la gallina de los huevos de oro” nos referimos a que una fuente de riqueza se ha agotado debido a que ha sido explotada de una forma excesiva con el fin de obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible, como consecuencia de nuestra naturaleza avariciosa.

Esto es lo que dice el "señor Google" de la conocida expresión. Y eso es lo que están haciendo desde hace ya demasiado tiempo con los Pirineos. Están matando, y de mala manera, tan hermosa gallina.

Los que ya hemos entrado en lo que llamo el período “genario”, sexagenario, septuagenario, octogenario o nonagenario, y no sigo porque más allá llegan pocos, conocimos un Pirineo bien distinto.

Y fuimos precisamente los “genarios” los que dimos a conocer al mundo la existencia de esta gallina. Es humano compartir lo que nos hace felices; sería egoísta no hacerlo.

El problema surgió cuando gente de allí y de aquí descubrieron que esa gallina no solo daba carne, leche, madera…, sino unos huevos enormes de oro puro, llamados turismo. Y se lanzaron en masa a sacar cuantos más huevos de esos y en menos tiempo, mejor.

De esto ya hará algo más de un par de décadas, pero es que viendo que la situación se descontrolaba y la cordillera empezaba a saturarse, no solo no pararon, sino que siguieron haciendo publicidad como locos e inventando eventos de todo tipo, sobre todo deportivos, y multitud de variopintas actividades para atraer masas y masas; y esa es la palabra que hay que utilizar, masas, porque es lo que es.

Nadie ha medido el impacto sobre el medio ambiente, ni la calidad de la atención que se le da a la gente que acude a la llamada. Y parece ser que a nadie le interesa medirlo ni controlarlo. Lo único que están haciendo es aumentar el número de restricciones que afectan sobre todo a los que solo vamos a hacer montaña como toda la vida, silenciosa y discretamente. 

Estamos en peligro de extinción.

El Pirineo es una cordillera pequeña. No puede soportar, no es sostenible el impacto, sobre todo en verano, del turismo masivo. Me decía una camarero profesional, de los que saben bien su oficio, que lo pasaba mal porque le gusta atender bien a los clientes y muchas veces no puede hacerlo; dos y tres turnos para comer o cenar. No es servir una comida o una cena, es como echarle pienso al ganado, decía. El recepcionista de un hotel comentaba que una familia le había montado el pollo porque para bajar con el trenecito turístico que los había subido a un paraje no hace mucho tranquilo e idílico, habían hecho una cola de más de dos horas. Evidentemente no tiene la culpa el hotel. No hablo ya de los atascos en el Aneto, de las muchedumbres en Ordesa, o del número desorbitado de rescates diarios de la Guardia Civil.

Esto es matar la gallina de los huevos de oro. Y solo hay una manera de salvarla. Pararse a pensar, analizar y planificar anteponiendo el cuidado y la preservación de las montañas a otros intereses ajenos a ella y hasta contrarios. Contrarios no solo a la montaña, sino a los montañeses que acaban agobiados, los propios turistas, que son mal atendidos y los montañeros que están de hecho excluidos y olvidados.

Dice también el refrán, la avaricia rompe el saco. El saco se está rompiendo. ¿Pero quién va a decir basta? Me temo que nadie.

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