Hemos asistido
hoy a la primera comunión de Alberto, hijo de nuestros buenos amigos Paz y Jesús. La
celebración, presidida por el padre Ángel, jesuita, me ha gustado muchísimo.
Este hombre ya
es mayor, y desde su avanzada edad, ha sido capaz de adaptar la liturgia a
los niños con una sencillez, una claridad, una profundidad y un cariño
impresionantes.
Y no solo eso,
sino que ha abierto la puerta al compromiso concreto diciéndoles que ser
cristiano es amar y hacer felices a los demás. A todos. Y ya está. Y no les ha
ocultado que esto a veces es bien difícil.
Todo con un
ritmo pausado, sosegado, que no lento. Trasmitía luz, paz. Se estaba bien en la
iglesia.
Ha adaptado la
liturgia a la pastoral. Sin miedo. Lo importante es que la persona de Jesús
llegue al corazón del hombre, en ese momento al corazón de los niños que le escuchaban.
Creo que este buen sacerdote tiene muy claro que no hay que anteponer la ortodoxia litúrgica a las necesidades pastorales. Y eso es muy, muy importante.
Creo que este buen sacerdote tiene muy claro que no hay que anteponer la ortodoxia litúrgica a las necesidades pastorales. Y eso es muy, muy importante.
Por todo esto,hemos salido contentos de que nuestro amigo Alberto y sus papás hayan gozado de tan
hermosa celebración; y agradecidos al padre Ángel del bonito regalo que nos ha
hecho a todos.
¡Enhorabuena Alberto! Gracias padre Ángel.
Queridos amigos: queremos agradecerlos vuestra presencia ayer, muy especial para nosotros y para Alberto. La celebración de ayer es de esas que dan sentido profundo a tu vida, las que convencen y enamoran a niños y a mayores. También gracias por el artículo. Es precioso. Amigos como vosotros hacen realidad lo que nos transmitió Angel, a amar se aprende amando. Un abrazo.
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