¡Cómo estaban
los Pirineos esta semana pasada! Nunca los había visto con semejante cantidad
de nieve. En el valle de Arán, donde estábamos, casi cualquier ascensión
exigía, para poder iniciar propiamente el ataque a la cima, un pateo larguísimo
por pistas forestales muy nevadas y por tanto intransitables para vehículos como no fueran motos de nieve.
Por eso,
siguiendo un muy sabio consejo de Isabel, nos fuimos al Pla de Beret, y desde
el parking de la estación nos sumergimos inmediatamente en la alta montaña,
trazando un bonito y sencillo itinerario, en el que enlazamos cuatro humildes
cimas en un recorrido de ensueño. Nieve virgen, cielo azul, amplios panoramas,
suaves laderas, vertiginosas paredes, elegantes cornisas, soledad casi
absoluta…Fue una gozada.
Ha sido ésta
una de esas excursiones en las que no hollamos cima alguna “con nombre”. Al Tuc
deth Miei, el Tuc de Castarjás, el Cap dels Closos y el Tuc de Pedescaus no los
conoce ni su padre. La cima más alta,
solo 2416 metros.
Fue por esto una excursión pura en alta montaña, exenta de la vanidad de los
nombres y las cotas, de su tiranía. ¡Qué maravilla de excursión! El amor a la
montaña en estado puro. El placer íntimo de estar allí, allá arriba. No hacía
falta más.
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La Entecada desde Benós al amanecer. |
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Tuc de Barlonguera o Mill desde el Tuc deth Miei. |
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Jose ante las cornisas del Cap dels Closos, de 2416 metros, la cima más alta que ascendimos. |
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Jesús y Paz caminan sobre nieve virgen. |
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El macizo de Posests con teleobjetivo, desde el Tuc de Castarjás. |
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El Aneto con teleobjetivo desde el Tuc de Castarjás. |
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Panorama al oeste desde la cresta entre Castarjás y el Cap dels Closos. |
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Jose se asoma al valle de Parrós. ¡Qué tentación! |
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Descendemos de nuevo al Pla de Beret por un vallecito colmado de nieve. |
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