Monumento a Leónidas y paisaje de Meteora fotografiados por Antonio. ¡Grecia, Grecia, Grecia! |
Era el año 480
antes de Cristo, cuando en el estrecho Paso de las Termópilas, Leónidas, rey de
Esparta, con un puñado de soldados, dicen que unos 300, intentó contener al
inmenso ejército de Jerjes, 300.000 hombres. Por una traición fue derrotado,
pero su arrojo y valentía han pasado a la posteridad.
Y allí,
justamente allí, ha estado estas Pascuas pasadas Antonio, uno de los
profesores de historia del colegio. Me gusta, me parece muy bonito que pueda
decir en clase a sus alumnos: “yo he estado allí, en las Termópilas, donde (este
verano hará 2493 años) Leónidas combatió en una batalla imposible por la
libertad de su pueblo”.
Sí, aquellos
hechos quedan muy lejos, casi 2500 años, y la historia y la leyenda se enlazan creando hermosas
narraciones que nos hablan de los ya remotos orígenes de nuestra cultura. Y eso
hay que trasmitírselo a los niños, es importante que lo conozcan. Que de
pequeños lo escuchen y disfruten y, a medida que crezcan, lo estudien, lo
entiendan y descubran que Grecia y Roma están hoy en día en el alma de nuestra
vida cotidiana mucho más de lo que nos imaginamos, aunque los sucesivos y
“sapientísimos” programas educativos se hayan empeñado en borrarlas.
La historia es
importante. Ser honestos y rigurosos al transmitirla, necesario. Pensemos que un
pueblo sin historia, o con una historia falseada y maniquea, es un pueblo sin futuro, abocado a repetir los errores del
pasado.
Es fundamental
el trabajo de los profesores de historia, como lo es el de todos. Pero en estos
tiempos tristes que corren, de manipulación, de inversión de valores, de
desengaño social, su tarea, si son honestos, vuestra tarea Conxa y Antonio, que lo sois, adquiere una importancia
crucial.
Somos el
eslabón actual de una larga cadena que hemos de conocer y respetar. Nuestros alumnos tienen que
saber de dónde venimos para saber a dónde vamos. Es el largo camino al que llamamos historia. Leónidas con
sus 300, al principio, envueltos en vapores de leyenda, nosotros al final. El
futuro, por escribir.
Cuéntales
Antonio, cuéntales tú que has estado allí, cómo despidió a Leónidas su mujer: “Espartano, vuelve con tu
escudo o sobre él”. Y volvió sobre él...
Tenéis tanto que contar... No desfallezcáis.
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