Un día gris y lluvioso de octubre. Hace fresco, un
fresco agradable. El ambiente llama al recogimiento, a la calma…se está bien
esta tarde de otoño.
¡Pues no! Eso de la lluvia, del fresco, del dulce
ambiente otoñal, este año, aquí, no. Y lo echo tanto de menos. ¡Cómo me está
agobiando este verano inacabable, incrustado impúdicamente en pleno otoño!
No ha llovido nada, absolutamente nada, en
septiembre, y casi con seguridad, ¡ojalá me equivoque! no lloverá en octubre,
al menos es lo que dicen las predicciones a medio y largo plazo. Y los vientos
serán de sur y oeste. Y las máximas seguirán por arriba de 25. ¡Qué barbaridad!
No se si esto ha pasado siempre, si es el cambio
climático o que diablos es; lo que sí sé es que está siendo un desastre,
silencioso, pero desastre. El monte está que da pena. ¡Con lo bonito que se
pone en otoño!
¿Qué hacer? Hemos comprado un CD de ruido de lluvia y
lo ponemos en casa de vez en cuando, me desahogo escribiendo estas líneas y me
consuelo viendo fotos de hojas otoñales y escuchando la canción de José Luís
Perales Canción de otoño.
Si también os agobia este estúpido otoño estival y no tenéis
un CD de lluvia y no os alivia escribir, podéis, al menos, consolaros viendo las
siguientes fotos y escuchando a José Luís Perales.
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