Pues
sí; ayer pasamos de los 500 litros. Cayeron 17 de un modo pausado, como debe
ser, y eso hizo que en este año haya recogido, de momento, 515. Y eso es 30
litros por encima de la media de los últimos 19 años que es de 485 litros por
metro cuadrado; y aún queda gran parte de noviembre y todo diciembre.
Esto
es bueno, muy bueno, y se nota en el monte que está absolutamente espectacular,
verde, exuberante. Se nota que hay agua, y el agua es vida. ¡Qué vivo está el
monte este otoño!
En los
breves paseos que puedo hacer esta temporada trato de dejarme inundar por esa
vida. El cielo azul, a menudo gris; la tierra húmeda y mullida; los pinos, los
tomillos, los romeros limpios y sanos; los caminos con charcos reflejando el
cielo. Y si cierro los ojos, inspiro el aire fresco perfumado por los aromas de
la tierra y de las plantas. Y todo esto envuelto en la luz de otoño, la luz más
bella de todo el año.
Hace
casi una década que no teníamos un año así. Si valoráis la naturaleza, si os
gusta el monte, no os lo perdáis.
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