Es
cierto que últimamente escribo poco en el blog. Y eso me está pasando justo
ahora que tengo más tiempo que he tenido nunca. Y es que, eso de escribir, no
es cosa de tener más o menos tiempo. Es otra cosa.
Escribir
es expresar con la intención de compartir lo expresado; normalmente, claro
está. Y para expresar hay que tener algo que expresar que ha debido ser pensado
previamente o vivido, o ambas cosas. Esto es escribir, al menos para mí.
Llevo
un tiempo en que pienso y vivo, y vivo y pienso, y a ratos descanso. Y hablo,
hablo mucho conmigo mismo, "converso con el hombre que siempre va conmigo, -quien
habla solo espera hablar a Dios un día-, como dice Antonio Machado". Pero se me
hace cuesta arriba expresar…
Tiempo
pues de un cierto silencio, que tampoco viene mal de vez en cuando, a la espera
de volver a coger el ritmo habitual que no sé muy bien cuando será.
De
momento, en esta entrada, voy a compartir algunas de las fotos del atardecer de
ayer desde la sierra de Chiva a donde subí en coche, ¡qué más hubiera querido
que hacerlo andando!
Pero
andando o en coche, en moto o en bici, a caballo o en burra, el frío, el
silencio, la luz, la solemnidad mágica de la caída de la tarde y de la llegada
de la noche ascendiendo hacia las cumbres, es igual de cautivadora. Y gocé del
momento.
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