Hasta
aquí hemos llegado. Con esta entrada cierro el blog. Es posible que en un
futuro lo reanude en lo que podría llamar una segunda etapa, o que inicie otro
diferente, o que me salga de las redes sociales para los restos…No lo sé.
¿Motivos?
Nunca hay uno solo. Los he meditado largamente y los tengo claros. Desde luego
no es ninguno de ellos el cansancio o la falta de temas de los que hablar. De
hecho, hay asuntos tan solo iniciados, que darían mucho de sí… Y otros que no podría ignorar, y que el decir lo que de verdad pienso sobre ellos me traería muchos y serios problemas. Y quiero vivir en paz; no estamos en una sociedad libre ni en una democracia madura. Pero lo escrito,
escrito está, y a disposición de todo aquel que le pueda resultar útil o quiera
entretenerse.
Me voy pues, pero no quiero irme sin expresar mi más profundo agradecimiento a todas las personas
que, a través de las redes o personalmente, han tenido la amabilidad y la
cortesía de hacerme saber que había alguien al otro lado, que alguien escuchaba
mis palabras, porque sé que el mejor desprecio es no hacer aprecio, y el
silencio es, en ocasiones, la más contundente forma de desprecio. Y también de esto ha habido mucho.
En cualquier caso ha
sido una experiencia interesante. Agradable y gratificante a veces, triste y
decepcionante otras, sorprendente casi siempre. Pero ha valido la pena.
Después de 1314 entradas, pongo hoy punto
final a los Ecos secretos del silencio.
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