FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 25 de enero de 2019

Reinicio con P mayúscula.

            
           Amigos del blog:

Dije punto final, sí, pero hoy digo punto final a una etapa. Empiezo la siguiente con mayúscula. Y la mayúscula con la que empiezo es la P, la pe de perdón. Porque quiero pediros perdón por la forma repentina, un punto críptica, con la que me despedí hace tan solo unos días.
Los motivos largamente meditados estaban, pero no fuera, estaban en mí. Y aunque seguía teniendo mucho que decir y ganas de hacerlo, me había ido invadiendo desde hacía tiempo la sensación de que era inútil seguir escribiendo, de que a nadie servía, y de que como más, podría traerme problemas. Lo que está sucediendo en educación, en política, en medio ambiente, en los medios de comunicación, en la Iglesia… clama al cielo. Y ese clamor, lo reconozco, me asustó, y me dije, Jesús, calla; no está el horno para bollos, y tú no estás en los mejores momentos de tu vida. Y para lo que te sirve escribir. Retírate.
Y pulsé la tecla para publicar lo que hoy ya es la penúltima entrada. Y creí, en ese momento, que no podía hacer otra cosa. Pero enseguida vinieron las llamadas, los amigos preguntando que qué había pasado, y los comentarios en las redes, y la reiterada petición de que no sea un punto final, de que a ese punto final le salgan gemelos, que se transforme en puntos suspensivos, como me dicen en un bonito e inmerecido comentario en el blog.
También pasó que al día siguiente oí en la tele unas declaraciones tan insensatas como absurdas… Y quise escribir. Estuve toda la tarde solo en casa, y leí unos poemas… Y quise escribir. Y vi fotos de un viaje al Pirineo el año 1988… Y quise escribir. E hice un arrocito con conejo y caracoles, para comer… Y quise escribir. Y ha empezado el castigo, ya veremos hasta cuando,  de los vientos secos del oeste… Y quise escribir. Y así más y más… Hasta hoy.
Y de este modo he ido descubriendo estos días, sorprendido, que el blog no era tan inútil como creía. Que hay personas, muchas más de lo que yo pensaba, a quienes les sirvo para algo escribiendo. Y que yo mismo necesito hacerlo; que a mí me ayuda más de lo que hubiera imaginado. Y aunque estoy en un momento de mi vida de valle en día gris, que no de cumbre bajo el cielo azul, tiene más sentido, me da más paz volver a escribir, a compartir con vosotros mi vida, mis pensamientos, mis sentimientos, que el triste retiro por el que había optado y que me ha ido quemando por dentro estos días.
Y aunque, como ya he dicho, no esté ni el horno para bollos y yo ande por el valle gris, con vuestro apoyo y presencia, y mis ganas de seguir escribiendo, reinicio Los ecos secretos del silencio, con la esperanza de poder mantenerlo largos años, de poder seguir siéndoos útil con lo más grande que tenemos los hombres, la palabra. Y lo reinicio profundamente agradecido a todos los que con vuestros comentarios, vuestros mensajes, con vuestra sorpresa y despago, me habéis dado tanta fuerza estos días de silencio. No me lo esperaba.

Gracias, muchas gracias.

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