En
estos tiempos que corren creo que estamos faltos de lo que podríamos decir cosas bonitas. Y haberlas haylas, aunque
a menudo no las veamos, bien porque no están, estuvieron pero ya no están,
o porque están y no las vemos cegados por estas brumas oscuras, colectivas y
muchas veces personales, que nos envuelven.
Yo vi
una de esas cosas bonitas el otro día y quiero compartirla. Fue muy sencilla,
pero me hizo sonreír y respirar hondo. ¡Ay, respirar hondo y sonreír!
Andaba
por la calle y justo cuando pasaba frente a una farmacia salió de ella una
pareja joven. Fue rápido. De repente él la cogió a ella por la cintura y la
elevó dándole una vuelta completa que acabó con un beso y un abrazo de esos de
película americana de las de toda la vida. Y luego siguieron su camino muy
juntos, cogidos de la mano; y entonces es cuando sonreí y respiré hondo. ¡Qué
bonito!, pensé.
No sé
qué pudo provocar ese momento. Una buena noticia, desde luego. Y me dediqué a
pensar en posibles buenas noticias que puedan darse en una farmacia.
Ya
veis, vi algo bonito que me hizo pensar en buenas noticias, en cosas bonitas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario