Si te
acercas a la naturaleza con cuidado, con respeto y sin intenciones ajenas a la
de estar en ella, se te va abriendo y ofreciendo poco a poco. Claro que eso
exige silencio, calma, tiempo. Lo reconozco, exige tiempo, y sé que no todos lo
tienen.
Estos
últimos días en los que no me he ido muy lejos de aquí, me he encontrado con
bastantes animalitos que se han dejado fotografiar. Alguno porque lo he
sorprendido, otros, ellos sabrán por qué, parecía que posaban. Incluso la
ardilla, montó un auténtico escándalo cuando se percató de mi presencia y me
regaló un bonito baile acrobático acompañado de un simpático canturreo.
Los
dos cuervos, en lo alto de la rama parecían hablar de sus cosas. La rapaz
vigilaba buscando alguna presa. El pajarillo se posó delante mismo de mí, igual
que la mariposa. Y el conejo, tras una primera carrera, se quedó posando un
buen rato, hasta que seguí mi camino.
Aquí
tenéis las fotos.
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