Recientemente, el Papa Francisco atravesó la frontera
de los 100 días de pontificado. ¿Se ve ya hacia dónde se dirige con más
claridad, pasado ya el impacto inicial de tan inesperada elección?
No lo sé. Yo aún no lo veo claro del todo, pero me
parece vislumbrar una línea, una intención, cuanto menos, nueva, diferente,
quizá más explícita…
Caí en la cuenta de esto, leyendo un periódico el
pasado viernes 14, en el que transcribían un fragmento de una de sus diarias
homilías en el monasterio de Santa Marta. Es el texto escaneado que antecede a
estas letras lo que me llamó la atención.
Me sorprendió y me hizo pensar mucho, de verdad, y lo
que he pensado, igual no es cierto y estoy equivocado…Es posible, y sería
triste. Pero ¿y si estoy en lo cierto?
Pienso que cuando el Papa dice “no tengan miedo de
correr riesgos por los pobres” y añade que, si por hacer esto recibimos de las
altas instancias, digamos, una amonestación, y dice entonces que no hagamos
caso, que no nos preocupemos y que expliquemos lo que tengamos que explicar,
está sentando las bases de un nuevo orden, según el evangelio.
Me explico. Creo que el Papa Francisco tiene muy claro
que el mundo anda sin norte. Que andamos como ovejas sin pastor. Creo que tiene
claro que no existe hoy un sistema válido que ofrezca garantías de un futuro
digno a la humanidad. Los integrismos religiosos, el católico incluido, paranoicos,
intolerantes e inhumanos, generan dolor y sufrimientos sin límite; el
socialismo, habiendo fracasado estrepitosamente en su aplicación práctica, al
quedarse por esto sin el discurso teórico del marxismo que lo vertebraba, ha
derivado en una ideología pueril, contradictoria y absurda hasta la nausea; el
capitalismo, intrínsecamente perverso y sin justificación teórica posible, arrolla
al hombre convirtiéndolo en número y objeto.
Y ante esta desoladora situación dice, “no tengan
miedo de correr riesgos por los pobres”. Es decir, no tengan miedo de hacer
justicia. Porque si hay pobres, no es porque no hay para todos, es porque
algunos tienen demasiado. Porque el sistema es injusto y esa injusticia
permanente, estructural, omnipresente, no va a resolverla ninguno de los
sistemas hoy existentes. De hecho, ninguno la ha resuelto.
Creo ver que, por este camino, el Papa Francisco,
quiere poner a la Iglesia
en el ojo del huracán, en el centro de la necesaria trasformación del mundo,
porque en realidad, nadie está transformando nada. Y el hombre es la víctima.
Creo que el Papa Francisco, se toma en serio la
encarnación, se toma en serio que, si Dios se hizo hombre, el hombre quedó elevado
a la categoría de hijo de Dios, por lo tanto es sagrado, y tiene esencialmente
derecho a una vida digna y feliz, y por lo tanto, todo aquel sistema, todo
aquella persona, que atente contra ese derecho inalienable, va contra la voluntad
de Dios. Porque la voluntad de Dios es la transformación del mundo por la
fuerza del amor que se concreta, por lo menos, en justicia y libertad.
Y si por denunciar la injusticia y la falta de
libertad real, tenemos problemas, “…no se preocupen. Expliquen lo que tengan
que explicar”, auque los problemas vengan de dentro, de casa, que son los que
más duelen. Porque sabe que cualquier lucha seria por el hombre, va a chocar
contra el capitalismo por su misma esencia perversa; contra el socialismo, por
su incapacidad demostrada de salvar al hombre de sí mismo; contra los
integrismos religiosos, por anteponer la
ley al hombre, la letra al espíritu, el símbolo a lo real, lo supuestamente
divino a lo humano.
El Evangelio no es un sistema económico, político o social.
Es un camino, el camino hacia un sistema nuevo, radicalmente nuevo, que todavía
ni vislumbramos en el horizonte, un sistema nuevo que habrá que “inventar”,
pero cuyo esbozo nos da Juan cuando dice, en Apocalipsis 21, “Vi entonces un
cielo nuevo y una tierra nueva” y poco después, “Él enjugará las lágrimas de
sus ojos, ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, pues lo de antes ha
pasado”.
¿Está apuntando el Papa Francisco en esa dirección, o me he rayado?
¿Está apuntando el Papa Francisco en esa dirección, o me he rayado?
Jesús, si esa fuese la intención del Papa, creo que , igual que los Derechos Humanos se basaron en los Diez Mandamientos para su elaboración, bien podrían basarse en los Evangelios para indagar en las injusticias que Jesús intentó paliar y daba indicaciones para erradicar.
ResponderEliminar