No recuerdo
por qué, este pasado mes de mayo, salió en clase el tema de los vampiros, y
sorprendí a mis alumnos diciéndoles que a mí, personalmente, también me gustaba
la sangre, y que la ingería muy a gusto.
Pusieron cara
de pasmo y de asco. Muchos no se lo creían, y cuando puntualicé que la sangre a
la que me refería era de pollo y me la comía frita con cebollita, la cara de
asco aumentó y se dibujó en sus caras un cómico gesto de estupor.
Y este es el
dato. De un poco más de 70 niños, sólo encontré 5 que conocían y habían probado
la “sang amb ceba”, y todos, gracias a sus respectivas y amantísimas abuelas.
¡Qué pena! Un
plato, tan sabroso, tan sano, tan barato y tan nuestro, perdido, olvidado,
arrinconado por las hamburguesas, los perritos calientes, los kebabs, la comida
china…¡Ay señor, señor!
Por esto, os
propongo fervorosamente que probéis este plato. Está buenísimo. Ahí va la
receta. Es muy, muy fácil y rápida.
Ingredientes para 8 ó10 personas, según lo vampirillos que
sean los comensales.
Aceite de oliva.
Cinco cebollas
Sal y pimienta negra.
Sofríase,
la cebolla cortada a tiras, durante unos minutos, a fuego lento, para que quede bien pochadita. Échese luego la sangre cortada a trocitos y salpiméntese. Remuévase durante unos minutos más hasta que el guiso "coja color".
Y ya está. Sanseconcluyó. Y está la mar de bueno.
Y ya está. Sanseconcluyó. Y está la mar de bueno.
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