Vinieron
ayer sábado nuestros amigos de Valencia, como decimos Isabel y yo, a ver
Jesucristo Superstar. Se quedaron sorprendidos. Les gustó. Y yo me sentí
orgulloso del “cole” en el que llevo más de 30 años trabajando. Y eso es bueno.
Sí; orgulloso de ese numeroso grupo de alumnos que tan bien lo hicieron.
Y agradecido a los “profes” implicados y entregados de
cualquier forma durante tanto tiempo a la obra de la que estamos disfrutando. Agradecido,
¡cómo no! a los “pensadores” que han creado lo que hemos visto. Agradecido también
a todos los que, desde fuera del colegio, han colaborado facilitando así que
esto haya podido ser realidad.
Les llamó especialmente la atención
a mis amigos, el trabajo que supone el montar algo así. Muchas horas, ilusión,
imaginación, problemas superados, coordinación… trabajo con mayúsculas. Trabajo
duro pero gratificante. Trabajo de ése que puedes decir, misión cumplida, ahí
está. Y descansar satisfecho. Y guardarlo para siempre como un bonito recuerdo.
Disfrutad pues de estos días, del
reconocimiento de vuestro trabajo, de la larga ovación del auditorio lleno y en
pie, del cartel de ya no hay entradas para la última representación, hoy Domingo
de Ramos. Lo merecéis. Y disfrutad también de la huella que una experiencia
como ésta dejará en vuestra vida.
¡Gracias y enhorabuena!
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