La virgen vestal Rea Silvia, hija de Numitor, rey de
Alba longa, y descendiente del héroe troyano Eneas, reposaba junto a un río
cuando el dios Marte, que por allí pasaba, prendado de su hermosura la dejó
embarazada. De la unión nacieron Rómulo y Remo, mellizos, que fueron
introducidos por su madre en una canasta y arrojados al río Tíber, por miedo a
que su tío, el malvado rey Amulio que había destronado a su padre Numitor los
encontrase y los matase, pues precisamente con la intención de que no tuviese
descendencia la había forzado a ser virgen.
La canasta con los bebés encalló en una zona donde el
Tíber discurría entre siete colinas. Allí, una loba los encontró y cuidó
amamantándolos hasta que un pastor los rescató de la vida salvaje y se los llevó
a su choza donde su mujer se ocupó de ellos.
Ya de adultos, conociendo su verdadera historia,
repusieron a Numitor en el trono de Alba Longa y decidieron fundar una nueva
ciudad donde había encallado el cesto con el que su madre quiso salvarles la
vida.
El lugar exacto fue motivo de discusión entre los
hermanos, por lo que decidieron consultar el vuelo de las aves. El resultado de
la consulta aconsejó a Rómulo construir
la ciudad en el Monte Palatino. Allí trazó con un arado un surco, marcando así
los límites de la futura ciudad, y jurando matar a quien lo cruzase. Remo, actuando
bajo los efectos del alcohol, lo atravesó y Rómulo tuvo que matarlo. Lleno de
tristeza lo enterró allí donde iba a fundar la ciudad.
Así quedo Rómulo como fundador y primer rey de Roma.
De esto, hoy 21 de abril de 2014 hace, según la historia oficial de la ciudad,
2767 años.
A las 12 del mediodía, una campana especial, llamada La Catarina , sonará sobre el
monte Capitolino, conmemorando así aquellos hechos ya perdidos en el bosque
impenetrable donde se unen los mitos, las leyendas y la historia.
Bosque impenetrable pero nuestro, porque Roma no es
una ciudad más. No puede resultarnos ajena; porque en ella están las raíces más
profundas de nuestra cultura. No podemos entendernos a nosotros mismos sin Roma
y su maravillosa y fértil unión con Grecia.
Esta fecha, estos mitos, estas leyendas, deberían ser
conocidas por nuestros niños, por nuestros jóvenes, porque más allá de lo
curioso o lo anecdótico, encierran el alma misma de lo que somos. No es la
historia de Roma la que empezó, según la tradición, hace hoy 2767 años, es nuestra propia historia.
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