Ahí arriba, en lo más alto. Era la mañana del 21 de agosto de 1987. |
Hoy
hace 27 años que Isabel subió el Aneto. Fue, prácticamente, su primera
ascensión pirenaica; luego vinieron muchas más, Maladeta, Mulleres, Vignemale,
Puigmal, …toda una vida en los Pirineos.
Íbamos
Miguel Ángel, Isabel y yo. La ruta fue dura. Empezamos acampando en el valle de
Remuñe, entonces se podía, para bajar al llano del Hospital y de allí subir a
la Besurta, donde dejamos pasar una tormenta. Luego, por Barrancs, subimos al
Salterillo donde hicimos vivac. Con las primeras luces del día 21 de agosto de
1987, partimos hacia el glaciar por el que llegamos al collado Coronas, a la
antecima, y tras cruzar el Puente de Mahoma, a la cima. Después regresamos, por
la misma ruta a Remuñe, corriendo contra otra tormenta que avanzaba por el
oeste. Llegamos a las tiendas justo a tiempo, agotados pero felices.
Luego
vinieron varios días de mal tiempo que pasamos comiendo, durmiendo, viendo
llover desde la tienda, junto al fuego…, solos, Isabel, Miguel Ángel y yo.
Fue
una ascensión importante, no tanto porque fuera el Aneto, sino porque Isabel
vio que ese mundo que desde siempre le había atraído fuertemente, el mundo de
las montañas, no era algo lejano, inaccesible, tan solo literario, sino algo
que podía ser real, algo que aquel día se hizo real para siempre.
A mí
me cupo el honor de demostrarle esto. Que era posible llegar a ese punto, allá
arriba en el cielo, que de un modo misterioso, a ella desde niña, igual que
a mí, nos había atraído y nos sigue atrayendo.
Y
hoy lo hemos celebrado en un lugar adecuado y con la dignidad requerida.
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