Laura, Josep,
hola:
Llovió mucho los días previos a la boda. Y aunque la
lluvia, y más en verano, es una bendición, no tenía mucha gracia casarse
lloviendo. Pero tal día como hoy, hace dos años, no llovió.
Guardamos Isabel y yo muy grato recuerdo de aquel
treinta de agosto. ¡Hasta bailé y todo! Y ya sabes, Laura, que soy poco bailongo,
aunque tu padre menos aún, ¿a que sí? De verdad, lo pasamos muy bien.
Hoy, en estas breves líneas, aparte de felicitaros
por vuestro segundo aniversario, que dicho sea de paso, en dignísimo lugar
estáis celebrando, queremos desearos que sigáis caminando juntos por esta vida
muchos y largos años, y que no olvidéis que el secreto de una vida en común
plena y gozosa radica en que tu felicidad esté en ver feliz a Josep y la suya
en verte feliz a ti. Y que ambos os sepáis y os sintáis libres en esa entrega mutua.
¡Uy! Otra vez parezco un cura escribiendo un sermón de boda.
¡Bueno! A pasarlo bien.
Felicidades de parte de Isabel y Jesús.
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