Sí, es una caca en la acera. Una caca de perro. |
Aquí la podéis ver de cerca. |
El chucho, cuyo tránsito intestinal parece correcto a
la vista del regalo que dejó en la acera frente a nuestra casa, puede ser que
fuera solo por el mundo. Mal. Los chuchos no deben ir sueltos y solos.
Pero el asunto es mucho peor si lo llevaba su amo de
paseo. Y es lo más probable. En ese caso, aparte de la evidencia ya mencionada sobre el tránsito
intestinal del can, hemos de añadir otra. El señor paseante es un perfecto guarro, un cerdo mondo y lirondo.
Esto también es evidente. Y el chucho, en ambos casos, inocente.
Y una cosa os digo. Si supiera quién es, recogería
“la mina”, la metería en una cajita y debidamente empaquetada y con un lacito
rosa, se la dejaría en la puerta de su casa, o mejor, se la enviaría por
mensajería, también con el lacito.
Pero no lo sé. ¡Lastima!
¿Habrá alguna manera de meterle en el coco a la gente
que no se puede ir por ahí “enmendando” las calles? ¡Es de un civismo tan
elemental! Es, como tantas otras cosas, educación.
Esas cosas pasan en este país tan civilizado y tan tolerante (leáse con sorna).
ResponderEliminarAcabo de llegar de Marruecos, África. Para algunos el principio del tercer mundo...
15 días he estado por aquellas tierras y, mira por donde, no he visto ni una sola caca en las aceras.
¡Quizá no seamos tan educados como nos creemos aquí en el primer mundo!