Para mí, las vacaciones no son sólo no ir a trabajar
y tener, por consiguiente, más tiempo libre, sino poder desconectarme del
devenir social y político, de tal modo que no me entere de nada, en la medida
de lo posible, y poder así “re-centrar” mi vida, porque es bien cierto lo que
decía Pedro Ruiz en el periódico, el otro día, con la actualidad nos secuestran de nuestras vidas.
Por eso, ni tele, ni periódicos, ni radio y si
alguien me viene con historias, le invito amablemente a que cambie de tercio,
ya que los pocos y fortuitos chapuzones que me he dado en la actualidad
sociopolítica desde que inicié “la desconexión”, me han dado simple y
llanamente escalofríos. No me han resultado para nada refrescantes.
Porque no refresca nada en absoluto comprobar cómo
muchas de las páginas escritas hace cien años por Machado o Unamuno son de la
más rabiosa actualidad, evidenciándose de este modo que, al menos en este país,
para poco sirve la historia, como no sea para repetirla indefinidamente en una
suerte de bucle temporal cuyo fin último es la autodestrucción.
Claro que si no has leído en la vida a Machado o
Unamuno, pues no te llevas el susto, y encima crees que estás avanzando hacia
algún sitio. Sí, esta debe ser la explicación de lo que veo que pasa, el saber poca historia, o saberla distorsionada,
y el poco sentido común.
Pero bueno, mientras pueda, quiero seguir de
vacaciones. Cuando acaben, habrá que coger al toro por los cuernos.
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