Ayer
pensaba qué adjetivos podría dedicarles a quien o a quienes han provocado el
desastre de Jávea, y pensé justamente en los dos con los que esta mañana Ximo
Puig, el “president de la Generalitat” lo ha calificado: malnacido y
desgraciado. Espero que lo detengan o los detengan y que todo el peso de la ley
y más, si es posible, caiga sobre él o ellos.
Pero un
desastre así no sucede sólo porque haya entre nosotros gente, mala, enferma o
imbécil, que la hay, sino porque hace ya demasiado tiempo que esto del medio
ambiente lo estamos haciendo mal, por muy de moda que esté.
Parquecitos
naturales (abandonados), días del árbol (insuficientes), campañas de
concienciación (escasas) no sirven para nada, si no hay una gestión integral y
no politizada de la naturaleza en la que vivimos.
En el
tema concreto del fuego veo serias deficiencias en la prevención, vigilancia,
intervención y gestión de las consecuencias.
Prevención.
Hay que mantener limpio el monte, accesibles los caminos y pistas. Incluso determinadas
zonas, especialmente vulnerables, deberían cerrarse en períodos críticos. Es necesario
prohibir actividades de riesgo, como quemas agrícolas, por ejemplo, cuando ello
suponga el más mínimo peligro.
Vigilancia.
Nuestros montes están solitarios, abandonados a su suerte casi continuamente.
Vigilancia terrestre y aérea (por qué no desde satélites) que debe
incrementarse en períodos críticos. Equipos de voluntarios. ¿Por qué no?
Intervención.
Una vez se detecta el fuego la intervención ha de ser inmediata. Y la primera
actuación debería hacerse desde los propios pueblos afectados. ¿Por qué no
crear brigadas de voluntarios locales para una primera actuación mientras llega
“el séptimo de caballería”?
Consecuencias.
Debería endurecerse la legislación. No pienso que sea descabellado considerar
el hecho de provocar un incendio forestal un crimen contra la humanidad, aunque
no entrañe peligro directo para las personas. Y en lo referente al monte afectado, debe
ser prioritaria su regeneración.
Y una
última consideración. Para que el medio ambiente sea sostenible debe ser
económicamente rentable. No puede ser una especie de inmenso parque para uso y
disfrute de los urbanitas el fin de semana. Eso no hay economía, por potente
que sea, que lo pueda mantener. Pienso que el camino es una gestión pública y
privada, sabiamente conjugadas y debidamente controladas por la administración,
imaginación, creatividad y voluntad auténtica de dejar a las generaciones
venideras una naturaleza viva, digna de ser vivida.
Y
juntos, porque es la casa común. Y en ello nos la vida, la nuestra y la de los
que vengan detrás, aunque no lo parezca.
Mis
más profundas condolencias al pueblo de Jávea.
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