Hoy ha
sido un día grande para la Iglesia. En Roma, el papa Francisco ha canonizado a
la madre Teresa de Calcuta, que ya había beatificado Juan Pablo II. Una mujer pequeñita
y muy grande, una mujer buena por amor.
Buena
por amor. Leyendo algunos de sus pensamientos y viendo su ingente obra he
llegado a esa conclusión. Las personas no somos buenas y entonces amamos. Es el
revés, el amar nos hace buenos. Y no hay que calentarse la cabeza
preguntándonos por qué amamos. Hay que dejarse llevar por el amor que no sólo
es un sentimiento, sino, y sobre todo, un acto libre de la voluntad.
Pero,
¿de dónde arranca todo? Dice santa Teresa de Calcuta, “El fruto del silencio es
la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El
fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz.”
Del
silencio, arranca del silencio. Y acaba en la paz que da una vida de servicio a
los demás por amor, porque dice también “si no se vive para los demás, la vida
carece de sentido” y advierte a alguien que no he podido saber quién era, y
cuyo trabajo estaba centrado en el servicio a los demás “no dejes que falsas
metas de la vida (dinero, poder, placer, estudio) los conviertan en esclavos y
los hagan perder el auténtico sentido de la vida.”
Recuerdo
una anécdota que escuché hace tiempo y que en alguna ocasión he contado a mis
alumnos. Una persona importante, no sé si actriz o algo así, estaba visitando
un hospital del tercer mundo y se paró ante una monja que curaba con escasos
medios las terribles heridas de un enfermo. Le dijo,"hermana, ni por todo el
oro del mundo podría hacer yo eso que está haciendo usted"; a lo que esta
respondió, "ni yo tampoco."
Y es
que curaba por amor. Es el amor lo que nos hace buenos, y libres, y alegres, y
felices. Lo único que puede dar sentido pleno a nuestra vida. Evangelio en
estado puro. Y esto es así para quien sea el que vive de este modo, aunque no conozca el Evangelio.
Y Agnes
Gonxha Bojaxhiu vivió su vida desde el amor, como lo hacía aquella monja humilde y anónima. Por eso hoy es santa
Teresa de Calcuta, como santa será, aunque nadie lo sepamos, aquella mujer que
no hacía aquellas curas ni por todo el oro del mundo.
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