Se
veía venir, dada su patética y previsible superficialidad y su casi absoluta
falta de criterios serios. Y no es que con el anterior gobierno las cosas a nivel
medioambiental fueran mejor, es que ahora, por lo que veo, van a ir a peor, que
ya es difícil.
Si
hay una palabra que define la situación de una gran parte del territorio de la
Comunidad Valenciana esa palabra es abandono. Abandono total y absoluto. Pero
como eso importa poco a la mayoría de los potenciales votantes, pues da igual.
Y además, como cualquier política medioambiental ha de ser a largo plazo, ni se
lo plantean.
Vengo
ya denunciando en el blog la transformación de toda esa tierra abandonada en
parque de atracciones de fin de semana y festivos, para los urbanitas, y los
pueblos en áreas de servicio para tan selecto personal.
Y en
ese insensato proceso de reducción de la naturaleza a un puro objeto de
consumo, del que obtienen pingües dividendos algunas empresas y recogen las
migajas los habitantes autóctonos, nuestras preocupadísimas autoridades, tan
ecológicas ellas, han dado una vuelta de tuerca más.
Y
sólo los forestales han alzado la voz. Claro, los que sí saben de medio
ambiente y están, día a día, al pie del cañón. Transcribo textualmente parte de
la noticia que he leído en el periódico.
La Asociación
Profesional de Agentes Medioambientales ha presentado un recurso de alzada
contra la Resolución de la Dirección General de Medio Ambiente y de Evaluación
Ambiental, sobre las condiciones a seguir en actividades recreativas y pruebas
deportivas de vehículos sin motor y carreras pedestres que discurren por
terrenos forestales fuera de espacios naturales protegidos.
Es
decir, que si no hay por medio vehículos a motor, caso de las bicis, o tu propio
cuerpo, caso de las piernas, y no es territorio protegido, los agentes forestales ni pinchan ni cortan. Y me he leído la resolución.
¡Se
tiene que ser simple!, muy simple para no darse cuenta de que una parte
considerable de los que andan por nuestros montes corriendo o en bici, y acuden a este tipo de pruebas tan de moda, son
absolutamente insensibles al medio ambiente. Van a batir sus marcas,
quemar adrenalina y pasarlo bien con la peña, y poco más. Por estos, que no por todos, dar rienda suelta,
sin control de los profesionales, a este tipo de actividades es una barbaridad. Cito
otra vez la noticia.
Los agentes medioambientales realizan la función de
contención de numerosas irregularidades, entre otras, los trazados que se hacen
monte a través, sendas que se abren irregularmente, la elección de trazados que
podían afectar a especies amenazadas, tramos con riesgo de elevada erosión,
señalización con pinturas, etc.
Y en este etcétera yo incluiría también la
utilización de senderos, que sólo deberían ser para andar, por bicis que los
erosionan, sobre todo en los descensos, hasta hacerlos impracticables; los envases de geles, bebidas isotónicas y demás majaderías tirados en cualquier parte; y el riesgo de
incendio por aglomeraciones no controladas.
Pero
bueno, así son nuestras autoridades. Simples y superficiales hasta la nausea, con una visión de la
realidad alterada por prejuicios y una más que dudosa capacidad de gestión. Autoridad
legal que no moral, es lo único que tienen.
Espero
que escuchen a los que saben y no hagan más daño al monte del que ya están
haciendo. Y que se den cuenta que el problema no está en los motores, sino en
la personas. También muchos de los que andan por el monte, con mallitas,
aparatitos y sobrecitos hiperglucémicos o "hipotelúricos", con o sin bici, pueden hacer y de hecho hacen, mucho
daño al medio ambiente, y más cuando van al montón, como suele ser el caso.
¡Y
los mandamases de ahora que se las daban de ecologistas!
Nota: La noticia completa venía en el Levante de ayer, página 14.
¡Qué alta preocupación medioambiental tendría este individuo! ¿Verdad? |
Aquí tenéis un sendero en vías de desaparición. La zanja es de rueda, y las huellas, la mayoría, no son de moto. |
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