Una
vez más la Banda Sinfónica Unión Musical de Ribarroja del Turia nos ha regalado
una espléndida tarde de música, esta vez en el Palau, en Valencia. Ante todo
pues, muchas gracias a todos los que hacen esto posible.
Vuelvo
a maravillarme al ver cómo de la unión de muchas personas, sabiamente dirigidas
por mi exalumno, compañero y amigo José Pascual, surge algo magnífico,
perfecto, redondo.
Pero
esta vez ha habido algo diferente, poco habitual. Un coro formado por todos los
alumnos de 1º y 2º de secundaria del “cole” que, junto a la banda, han dado un
toque particularmente entrañable al concierto. Ver a mis alumnos, tan serios,
tan en su papel, con sus camisetas de colores, cantando y aplaudiendo
perfectamente sincronizados entre ellos y con los músicos ha sido
extraordinario, magnífico.
Ya he
dicho otras veces que no sé música, y soy además tremendamente desentonado,
pero me gusta mucho la música. Y quizá en parte por eso, por mi analfabetismo
musical, cada vez que participo, y digo participo, en un concierto me asombro y
mi admiración por lo que ahí sucede crece y crece.
Lo
digo alto y claro. Ha sido muy bonito lo que hoy he visto y escuchado. Y es
mucho más bonito aun lo que algo así significa. De la absoluta diversidad,
edades, voces, instrumentos, surge algo rotundamente bello.
Sí, la
música es bella en sí misma, pero además es una gran lección de vida, una
lección que ojalá aprendiéramos todos.
¡Gracias y enhorabuena!
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