FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 30 de noviembre de 2017

El sexo débil.


          Ya sabemos que hay al menos 160.000 incultos un poco tontitos en este país. La noticia salió ayer en el informativo de la noche. Y la dieron entre la inculta mayor, un poco tontita, y el presentador.
Resulta que esta individua no tuvo más ocurrencia que recoger firmas para que ¡quiten del diccionario! la entrada sexo débil. Es inculta por pretender tal gilipollez y tontita por creer que los cambios que la RAE va a introducir en el  diccionario en esta expresión se deben a su recogida de firmas. Aunque sí es cierto que los señores académicos podían haberse dado un poco más de prisa en revisar esta expresión. Y digo revisarla que no quitarla.
Primero. La RAE no crea o elimina palabras. Es la gente en su hablar libre y soberano quien lo hace. Desde los más sabios e ilustrados hasta los tontos del bote, que haberlos haylos. La RAE lo único que hace es, por decirlo de algún modo, levantar acta de cada palabra o expresión según unos criterios muy serios y elaborados. Y las palabras y expresiones entran en el diccionario cuando cumplen estos criterios y no salen si ya han entrado. Lo que si sucede es que pueden cambiar o ampliar su significado, o pueden quedar en desuso. Y estas, cuestiones la Academia las recogerá y las plasmará en el diccionario.
Segundo. Puede la RAE enorgullecerse de que ha sido, desde su fundación, una de las instituciones que ha sabido mantenerse fiel a su cometido, por encima de los vaivenes políticos de esta España nuestra que, dicho sea de paso, han sido muchos y grandes. Monarquía, república, dictadura, guerras… Y no pocos han intentado manipularla en su propio beneficio. Es de ser tontito, tontín, tontirrititín pensar que recogiendo firmas, por muchas que sean, va la Academia a cambiar algo en el diccionario. Eso no funciona así; hay otras formas más serias y eficaces de  relacionarse con la Academía.
Tercero. El problema de fondo está en la incultura y la macaquez que supone no saber qué es y cómo funciona un diccionario. Y esto se estudia o se debería estudiar en primaria. Qué es el diccionario y cómo funciona.
Cierto que la expresión sexo débil para designar a las mujeres hoy en día está obsoleta del todo. Pero existió en tiempos pasados como algo normal y asumido por la sociedad. Existe hoy como insulto o como chanza. Existirá en el futuro, y ojalá así sea, con la anotación, en desuso u otras. Pero existirá.
Cuatro cosas me molestan de esto. El descarado atrevimiento de la ignorancia. Las continuas agresiones al lenguaje. La colaboración de los medios de comunicación con estas necedades. Y por encima de todo, el daño que estas majaderías hacen a la justa y necesaria lucha de la mujer por sus derechos.

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