Los
niños han ido con Platero al arroyo de los chopos, y ahora lo traen trotando,
entre juegos sin razón y risas desproporcionadas, todo cargado de flores
amarillas. Allá abajo les ha llovido —aquella nube fugaz que veló el prado
verde con sus hilos de oro y plata, en los que tembló, como en una lira de
llanto, el arco iris—. Y sobre la empapada lana del asnucho, las campanillas
mojadas gotean todavía.
¡Idilio
fresco, alegre, sentimental! ¡Hasta el rebuzno de Platero se hace tierno bajo
la dulce carga llovida! De cuando en cuando vuelve la cabeza y arranca las
flores a que su bocota alcanza. Las campanillas, níveas y gualdas, le cuelgan,
un momento, entre el blanco babear verdoso y luego se le van a la barrigota
cinchada. ¡Quién, como tú, Platero, pudiera comer flores..., y que no le
hicieran daño!
¡Tarde
equívoca de abril!... Los ojos brillantes y vivos de Platero copian toda la
hora del sol y lluvia, en cuyo ocaso, sobre el campo de San Juan, se ve llover,
deshilachada, otra nube rosa.
Con
este bonito texto de Platero y yo quiero celebrar el Día del Libro y el Día de
la Lengua Española en las Naciones Unidas. Hoy, 23 de abril, en plena
primavera, cuando estalla la vida nueva y sana, reivindicamos lo hermoso de
leer y la grandeza de nuestra lengua.
Leer
en cualquier lengua es importante, pero si tenemos la inmensa suerte,
despreciada por algunos, de poder leer en español, nos podremos sumergir en una
literatura inmensa, gigantesca, magnífica; la literatura de la lengua
castellana. Sin despreciar, por cierto, otras lenguas y otras literaturas. Cuantas más conozcamos mejor, ¿no?
Millones
de personas en el mundo estudian castellano para poder acceder sin
intermediarios al universo maravilloso de nuestra literatura, gozando de la
preciosa y riquísima arquitectura lingüística del español.
Desgraciadamente,
por tristes motivos, ajenos a la cultura, a muchos niños y jóvenes en España se
les priva de este privilegio. No es a la lengua a quien se le hace daño así, es
a ellos, a los niños y a los jóvenes.
La
lengua española es tan vigorosa, tan sana, tan viva, que seguirá creciendo, como las flores cada primavera. No
hace falta forzar nada ni a nadie para que siga siendo lo que es, un tesoro
compartido por más de 560 millones de personas. Y va a más.
¡Feliz
Día del Libro!
¡Feliz
Día de la Lengua Española!
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