FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

sábado, 14 de abril de 2018

Una farsa para acabar con una hermosa locura.



Don Quijote, el hidalgo manchego, castellano y español hasta las cachas, enloquece de tanto leer libros de caballerías, y acaba creyéndose caballero con la alta misión de “desfacer agravios, enderezar entuertos y proteger doncellas”. Y en su locura, sale al mundo a cumplir su cometido con una verdad en el corazón que le da fuerza, que su señora Dulcinea del Toboso es la más hermosa dama que en el mundo hay.
Don Quijote, gracias a una bien orquestada farsa, cae derrotado en Barcelona. Y allí, maltrecho y abatido, le dice a su vencedor que el no haber sabido defender su verdad, no significa que no sea la verdad; que consume pues su victoria y le quite la vida, pues no es merecedor de ella.
Una farsa para acabar con una hermosa locura. Me da miedo escribir estas líneas. ¿Sabéis por dónde voy? ¿No es, después de todo, la historia de España, España misma, el bueno de Alonso Quijano en su locura? Llena de contradicciones, como toda locura, pero hermosa por la grandeza de sus gestas, por la honestidad de sus intenciones; y terriblemente dolorosa por sus muchos errores, y por su angustiosa incapacidad de asumirlos y superarlos.
Y es Dulcinea el sueño de asumir y superar, por fin, nuestra historia; el sueño de convivir unidos en nuestra magnífica diversidad; el sueño de sentirnos orgullosos de nuestras grandezas, que las hay, y de reconocer con humildad y sencillez nuestros muchos errores; el sueño de mirar al futuro sin complejos. Esta es nuestra hermosa Dulcinea, aunque quizá no sea tal, sino una vulgar campesina…
No creo que Cervantes tuviera intención alguna de predecir el futuro. Ni quiero que lo que puede parecer una siniestra predicción lo sea. Pero como ya he dicho, me da miedo, siento escalofríos, cuando en la obra cumbre de nuestra literatura, el más alto, noble y digno español, loco por tanto, cae derrotado precisamente en Barcelona. Y es por una farsa por lo que es derrotado. ¡Por una farsa!
No sé. Esto es tan solo un pensamiento. Un pensamiento inquietante que desde hace mucho tiempo me ronda como una nube de tormenta, de una tormenta que no acaba de estallar, pero que está ahí, amenazando.
Deseo con todo mi corazón que El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, aparte de ser la obra inmensa que es, no sea también un libro profético.
No quiero escribir más sobre esto, al menos de momento. Podría hacerlo, internándome sobrecogido en un alucinante universo de paralelismos y coincidencias entre el Quijote, y nuestra historia, nuestro presente y nuestro futuro. Pero prefiero que quien lea estas líneas piense, medite, llegue a sus conclusiones personales…

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